La aplicación del método científico no es un asunto que competa exclusivamente a los grandes consorcios farmacéuticos y los centros de investigación. La Fundación MicroMédix ha tenido que recurrir a este método para resolver casos que no están tipificados en las fuentes bibliográficas convencionales, en donde uno normalmente encuentra de manera explícita, la sabiduría de los grandes referentes de la medicina ortomolecular. Y esto se ha convertido en una necesidad, porque yo no puedo decirle a un paciente «fíjese que lo único que le queda es resignarse, porque lo que padece usted nadie lo ha podido curar hasta ahora».
El conocimiento que no se tiene, debe descubrirse
Ya no sé si la costumbre que tienen los médicos de decirle a usted que su mal no tiene remedio, y que va a tener que consumir tal o cual píldora por el resto de su vida, debo considerarla como una cantaleta que emplea la industria farmacéutica para hacer que usted no pare de comprar sus fármacos, o si de plano es una actitud derrotista que se ha vuelto un lugar común entre la comunidad médica.
Los médicos no investigan. Nosotros lo hacemos todos los días; pero no necesitamos pasarnos años, realizando ensayos clínicos aleatorizados tipo doble ciego, controlados con placebo y no sé que tantas cosas más, para darle una solución a un paciente. Me refiero a que ofrecemos un servicio de investigación personalizado que puede resolver un problema de salud en cuestión de semanas.
El hecho de que en este momento yo no sepa cómo curar un SIDA (el cáncer ya lo estamos curando con biomedicina personalizada), no significa que no me pueda comprometer a encontrar ese conocimiento que está esperando ser descubierto, en los inmensos acervos bibliográficos de la Web.
Porque ya teniendo un diagnóstico, nuestro siguiente paso en el proceso terapéutico, es recurrir a un servicio que hemos llamado «Un Estudio Para Tu Caso«. Estoy hablando de extraer conocimiento biomédico de millones de artículos, en menos de una semana, con las técnicas avanzadas de la informática biomédica (en esa sección de nuestra página encontrará una descripción que resulta accesible para cualquiera que quiera saber en qué consisten y para qué sirven dichas técnicas).
La diferencia entre la consulta médica y la informática biomédica está en los métodos
Nos distinguimos de los médicos en los métodos y las sustancias que empleamos para curar, pues nosotros no recomendamos la ingesta de drogas legales, salvo en el caso de las microdosis de medicamentos, cuya técnica la hemos empleado para ayudar a algunos pacientes a superar sus síndromes de abstinencia. Y a propósito de la diferencia que hay entre la labor que desempeña un médico y nuestra misión, que consiste en tratar a cada paciente como si fuera un familiar nuestro, me gustaría relatar lo que me sucedió a finales del año pasado, durante una llamada telefónica que tuve que atender, poco antes de dictar una conferencia en un salón de convenciones cercano al puerto de Veracruz, en México.
Se trataba de un hombre sin nombre que intentaba venderme publicidad a través de videos que según dijo, convencerían a cualquiera que visitara la página de la fundación, de que nuestro trabajo era muy profesional. Me llegó a decir que lo único que nos faltaba en la Fundación MicroMédix para lucir más confiables, era la presencia de una autoridad médica. Le contesté que eso era precisamente lo que nos hacía diferentes, porque desde que la fundación vio la luz, nos habíamos propuesto no ofrecer «pan con lo mismo», es decir, no teníamos por qué apoyarnos en médicos y mucho menos comportarnos como tales.
Cuando me cuestionó sobre cómo pretendía yo persuadir a mis consultantes de que podían curarse con mis métodos, habiéndome titulado como ingeniero y no como médico, le pregunté si tenía conocimiento de lo que es capaz de hacer un ingeniero en informática biomédica, y fue entonces cuando aquél hombre sin nombre, se quedó como un niño atribulado que no sabe qué contestar cuando no ha hecho su tarea.
Esta anécdota la he traído a colación porque explica muy bien porqué el paciente promedio sigue creyendo en la medicina alópata.
Es precisamente por ser tan nueva que pocas personas han oído hablar de la informática biomédica, y no se explican cómo es que una máquina pueda aprender automáticamente y en unos cuantos segundos, lo que a un ser humano le tomaría años asimilar. Y hay todavía muchísimos hombres, mujeres, adolescentes e inclusive niños, que en plena era del conocimiento siguen yendo al psiquiatra, en lugar de hacer la tarea de informarse sobre tratamientos alternativos más avanzados, más seguros, y completamente libres de drogas y efectos secundarios. Yo no estoy muy seguro de que a ellos les esté funcionado muy bien aquello de que «más vale malo conocido que bueno por conocer».
La psiquiatría: una pseudociencia en extinción
A lo largo de mi carrera profesional y como ingeniero en informática biomédica, aprendí que a los usuarios finales de un sistema realmente no les importa si uno está usando o no tecnología de punta para resolver sus problemas, con tal de que se resuelvan. Irónicamente, los usuarios del sistema dominante de salud mental llevan años esperando a que un psiquiatra les resuelva sus problemas, y hasta donde alcanzo a vislumbrar no les han resuelto nada, porque nosotros estamos atendiendo y con mucho éxito por cierto, a todos esos pacientes que ellos no han podido curar. Si la psiquiatría estuviera dando resultados, nosotros estaríamos sin trabajo. En vez de eso, recurrimos a poderosas herramientas que nos
permiten descubrir ese conocimiento que a los psiquiatras les hace falta. Si bien es cierto que ese conocimiento está escondido debajo de una gran montaña de datos, también lo es que un programa especializado en extracción de datos o de texto (data/text mining), puede responder a las preguntas que uno se va planteando cuando un determinado paciente no responde a un tratamiento. Los casos más renuentes requieren de tratamientos personalizados a través de una psiquiatría de precisión, que es la tecnología que la Fundación MicroMédix está empleando para tratar los trastornos psicogénicos de sus pacientes.
La mejor forma de aprender a extraer conocimiento de la literatura biomédica en el campo de la psiquiatría, es estudiando las propiedades de los antipsicóticos, para encontrar posibles sustitutos naturales de los mismos. Así por ejemplo, uno podría preguntarse: ¿existe un buen sustituto natural para la olanzapina? He dedicado un artículo completo para dar respuesta a esta interrogante. Si quiere conocer los pormenores del trabajo de investigación que tuve que desarrollar para encontrar ese sustituto, puede consultar «La glicina: un posible sustituto natural de la olanzapina«, también de mi autoría.
Conclusiones
De la misma manera que yo ignoro muchos de los métodos que los médicos emplean para resolver los problemas que aquejan a sus pacientes, intuyo que muchos médicos ni siquiera están enterados de la existencia de una herramienta como la que aquí he presentado; y dado que existe una gama muy amplia de soluciones para un mismo problema, puede ser que los médicos no sean los únicos seres humanos capaces de determinar lo que debe hacerse en materia de salud. Lo mejor sería que tanto los médicos como los ingenieros en informática biomédica, trabajáramos en equipo para que los pacientes se beneficiaran con todo ese abanico de posibilidades.
Solo me resta invitarlo a que no sea como ese hombre sin nombre que me llamó para decirme que la Fundación MicroMédix debía ser maquillada con polvos médicos, porque entonces estaría desaprovechando la oportunidad de descubrir nuevas alternativas para curarse de eso que los señores de bata blanca le han dicho que no tiene remedio.
“Se requieren nuevas formas de pensar para resolver los problemas creados por las viejas formas de pensar”… Albert Einstein.
© Sergio López González. Fundación MicroMédix. 2 de abril de 2017
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