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Medicina alternativa para revertir una pancreatitis con plantas medicinales

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La pancreatitis, la prostatitis, la hepatitis, la apendicitis y en general, todos los padecimientos cuya denominación contiene el sufijo «itis», implican siempre que un órgano está inflamado y que ha quedado a merced de un proceso denominado estrés oxidativo. Este mecanismo de oxidación es el producto de un exceso de radicales libres, que son átomos que han perdido electrones y que en un intento por restablecer su equilibrio, están esperando recuperarlos a expensas de otros átomos vecinos. Éstos, al ceder uno o más de sus electrones a esos radica-les libres, pierden a su vez su equilibrio electrónico, y pasan a formar parte de ese conjunto inestable de átomos que en una reacción en cadena, continúan luchando por recuperar los electrones que han cedido. Al final, este proceso se traduce en la inflamación del órgano implicado que generalmente va acompañada de dolor, malestar general, fiebre y en casos muy severos, sangrado. Los síntomas pueden variar y extenderse a otras partes del cuerpo, dependiendo del avance de la enfermedad y del órgano inflamado.

En lo concerniente a una pancreatitis, que es justo el objeto de estudio de la presente publicación, estamos evidentemente ante una inflamación del páncreas, la glándula encargada de llevar a cabo con éxito varias funciones endocrinas y exocrinas.

Es en esta glándula en donde se originan los problemas de la diabetes, y en donde tiene lugar la secreción de dos hormonas que regulan el nivel de azúcar en la sangre (glucosa): el glucagón y la insulina. Esta última es liberada por las células beta, en una zona del páncreas conocida como «Islotes de Langerhans«. De ahí que antes de recurrir a la insulina exógena (la que le venden en la farmacia para convertirlo en cliente cautivo), le recomendamos tratar su diabetes con una o más microdosis de esas plantas medicinales que sabemos regeneran las células beta, como son la ortiga, la moringa, el cardo mariano, el ginseng, el melón amargo y la Costus igneus, mejor conocida como planta de insulina.

 ¿Cuál es la función del páncreas y cuántos tipos de pancreatitis hay?

Una glándula es un órgano cuya función principal es producir sustancias químicas que han de integrarse al torrente sanguíneo (función endocrina), o que pasan hacia otro órgano (función exocrina). El páncreas es una glándula muy singular, en el sentido de que desempeña funciones tanto endocrinas como exocrinas. Su función endocrina produce tres hormonas. Dos de estas hormonas, la insulina y el glucagón, son esenciales para el procesamiento de azúcares en la dieta (metabolismo de carbohidratos o su descomposición). La tercera hormona producida por las células endocrinas del páncreas afecta el funcionamiento gastrointestinal, y recibe el nombre de polipéptido intestinal vasoactivo. La función exocrina del páncreas produce una variedad de enzimas digestivas (tripsina, quimotripsina, lipasa y amilasa, entre otras) que llegan al duodeno a través del conducto pancreático. En el duodeno, las enzimas comienzan a descomponer una variedad de sustancias alimenticias, incluyendo proteínas, grasas y almidones.

La pancreatitis puede ser aguda o crónica. La pancreatitis aguda ocurre cuando el páncreas se inflama de repente, pero mejora después con un tratamiento apropiado.
Los pacientes suelen recuperarse completamente de la enfermedad, y en el 90% de los casos, los síntomas desaparecen al final del tratamiento; el páncreas vuelve a su estructura normal y funciona como si nada hubiera sucedido.
Con la pancreatitis crónica, el páncreas se daña lentamente al transcurrir el tiempo. Los síntomas pueden ser persistentes o esporádicos, pero la afección no desaparece, se daña el tejido pancreático y sus células no funcionan bien.

¿A qué se debe que un páncreas se inflame?

Hay una serie de causas por las cuales una persona podría desarrollar una pancreatitis aguda, siendo las más comunes los cálculos biliares y el alcoholismo. Otras serían: el consumo de ciertos fármacos, algunas infecciones, problemas estructurales del conducto pancreático y de los conductos biliares; lesiones en el abdomen que se transmiten al páncreas, incluyendo las ocasionadas por una cirugía (iatrogenias); niveles altos de grasas en el torrente sanguíneo; mal funcionamiento de la glándula paratiroidea, con altos niveles de calcio en la sangre; complicaciones de trasplantes de riñón y los factores hereditarios.

La pancreatitis causada por fármacos representa aproximadamente el 5% de todos los casos. Algunos fármacos que están definitivamente relacionados con la pancreatitis incluyen:

• azatioprina, 6-mercaptopurina (Imuran)
• didesoxiinosina (Videx)
• estrógenos (píldoras anticonceptivas)
• furosemida (Lasix)
• pentamidina (NebuPent)
• sulfonamidas (Urobak, Azulfidine)
• tetraciclina
• diuréticos tiazídicos (Diuril, Enduron)
• ácido valproico (Depakote)

Todas estas causas de pancreatitis parecen tener un denominador común. En circunstancias normales, muchas de las enzimas producidas por el páncreas no están activas hasta que entran al duodeno, en donde comienzan a funcionar al entrar en contacto con algunas otras sustancias químicas. En una condición de pancreatitis, estas enzimas comienzan sus funciones digestivas dentro del páncreas antes de tiempo, dando lugar tanto a un proceso que se conoce como autodigestión (el páncreas prácticamente se está digiriendo así mismo), como a un ciclo de inflamación, que incluye la pérdida de algunas funciones.
La digestión de los vasos sanguíneos en el páncreas da como resultado el sangrado. Asimismo, otras sustancias químicas pancreáticas hacen que los vasos sanguíneos experimenten fugas, ocasionando que el líquido empiece a permear desde la circulación normal hacia la cavidad abdominal. En estas condiciones, las enzimas que han sido activadas logran también integrarse al torrente sanguíneo a través de los vasos sanguíneos erosionados, logrando circular a través de todo el cuerpo.

¿Qué se siente cuando el páncreas está muy inflamado?

El dolor es el síntoma más representativo de una pancreatitis y suele alojarse en la esquina superior derecha del abdomen. Puede llegar a ser muy intenso y constante. Los pacientes llegan a sentirlo hasta el fondo de la espalda y tienden a respirar suavemente, porque les duele más al respirar profundo. Suelen encontrar alivio al sentarse y doblarse hacia adelante, siendo esta postura una característica del dolor pancreático. Lo más común son las náuseas, los vómitos y la hinchazón abdominal, aunque también puede presentarse una febrícula acompañada de un aumento de la frecuencia cardíaca y de una baja presión arterial.

En pacientes muy  delicados, pueden aparecer cuadros agudos de pancreatitis. Un cuadro agudo (shock) es un síndrome que ocurre cuando el volumen de líquido sanguíneo desciende considerablemente. Durante uno de estos cuadros, los brazos y las piernas se ponen extremadamente fríos, la presión sanguínea desciende peligrosamente, la frecuencia cardíaca aumenta rápidamente y el paciente comienza a experimentar cambios en su estado mental.

En casos extremos, es decir, ante una pancreatitis necrotizante, el tejido pancreático empieza a morir y el sangrado aumenta. Con una hemorragia en el abdomen, el paciente seguramente mostrará señales de una pancreatitis necrotizante: los signos de Turner y de Cullen. El primero de éstos suele manifestarse como un color púrpura rojizo o marrón verdoso de la piel, entre las costillas y el hueso de la cadera (izquierda). El signo de Cullen aparece como una zona azul alrededor del ombligo (derecha).
Algunas de las complicaciones de la pancreatitis se originan a partir de un cuadro agudo. Durante una crisis de esta índole, la sangre y el oxígeno que llevan los principales órganos del cuerpo disminuyen. Las enzimas pancreáticas que han comenzado a circular por todo el cuerpo, así como algunos venenos creados por la digestión anormal del páncreas por esas enzimas, tienen efectos graves sobre otros sistemas. En estas circunstancias, pueden ocurrir daños al corazón, pulmones, riñones, revestimiento del tracto gastrointestinal, hígado, ojos, huesos y piel.

En estos cuadros el riesgo de coágulos de sangre aumenta ya que las enzimas pancreáticas trabajan sobre los vasos sanguíneos que rodean al páncreas e incluso sobre los que están más alejados. Dichos coágulos complican la condición del paciente, ya que al obstruir el flujo sanguíneo, el suministro de oxígeno en varios órganos disminuye.
Pueden presentarse problemas adicionales, aún después de que la pancreatitis ha disminuido. Cuando todo el órgano se hincha y sufre una muerte celular extrema (necrosis pancreática), se hace más susceptible a las infecciones. Puede darse el caso de que varias semanas después de haber disminuido los síntomas, se acumule cierta cantidad local de pus (absceso pancreático), lo que a su vez puede resultar en un aumento de fiebre y en el retorno del dolor.

Otra complicación tardía de la pancreatitis es un seudoquiste pancreático (izquierda). Esto ocurre cuando la sangre, los glóbulos blancos, el tejido pancreático muerto, las enzimas y el líquido que se ha filtrado desde el sistema circulatorio se acumulan.
En un intento de confinar y organizar esta acumulación anormal, una especie de pared se forma a partir del tejido muerto y del tejido cicatricial que ha crecido en el área. Los seudoquistes causan dolor abdominal al presionar y desplazar el tejido pancreático, así como una presión adicional sobre otras estructuras cercanas al tracto gastrointestinal, que a su vez produce una interrupción mayor de la función.

Los seudoquistes son potencialmente mortales cuando se infectan y se rompen (abscesos). La simple ruptura  de un seudoquiste causa la muerte el 14% de las veces. Una ruptura más compleja por sangrado causa la muerte el 60% de las veces.

Aparte de que la cantidad de hormonas y enzimas producidas normalmente por el páncreas comienza a disminuir seriamente, hay muchas funciones digestivas que se ven afectadas conforme se va destruyendo el tejido en una pancreatitis crónica. La disminución en la producción de enzimas da como resultado una incapacidad para digerir bien los alimentos. En particular, la digestión de las grasas se ve afectada. La incapacidad para digerir y utilizar proteínas ocasiona debilidad, produce músculos pequeños y conduce a la desnutrición. Un páncreas permanentemente inflamado puede desembocar en diabetes.

¿A qué otros indicadores se puede recurrir para confirmar una pancreatitis?

Aparte de los síntomas, existen otros métodos y análisis que nos pueden ayudar a detectar un páncreas inflamado. Una pancreatitis puede detectarse en una etapa muy temprana de su desarrollo, observando los niveles de dos enzimas pancreáticas en sangre: la amilasa y la lipasa. Éstos tendrían que estar muy elevados para sospechar la existencia de una pancreatitis. En etapas posteriores y en pancreatitis crónicas, estos niveles podrían no estar tan altos. Debido a esto, y a que el aumento de la amilasa y la lipasa también puede ocurrir en otras enfermedades, el descubrimiento de los niveles altos de ese par de enzimas son útiles; pero no confirmarían por sí solos, una pancreatitis.

Hay otras anomalías que también podrían indicar una pancreatitis, como son el aumento de los glóbulos blancos (como resultado de la inflamación y o una infección), los cambios debidos a la deshidratación por la pérdida de líquidos y las alteraciones en la concentración de calcio, magnesio, sodio, potasio, bicarbonato y azúcares en los análisis de sangre.
Los rayos X o los análisis con ultrasonido del abdomen pueden revelar cálculos biliares que podrían estar obstruyendo el conducto pancreático. En presencia de pancreatitis, el tracto gastrointestinal mostraría señales de inactividad.

Los rayos X del tórax también podrían revelar anomalías por la acumulación de aire durante las respiraciones poco profundas, o debido a las complicaciones pulmonares generadas por las enzimas pancreáticas circulantes. Por su parte, una tomografía computarizada (TC) del abdomen puede revelar una inflamación y la acumulación de líquido, así como un absceso o un seudoquiste.

En el caso de una pancreatitis crónica, una serie de análisis de sangre revelarán la pérdida de la función pancreática a lo largo del tiempo. En éstos, los niveles de glucosa alcanzarán valores muy altos, alcanzando eventualmente los niveles típicos de una diabetes, mientras que los correspondientes a los de varias enzimas pancreáticas aparecerán muy bajos. Otra manera de detectar un problema de este tipo en el páncreas, es a través de una placa de rayos X, en donde un médico puede determinar si existe una calcificación del páncreas (pulse sobre la imagen para agrandarla).

En casos graves, se puede recurrir a una colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) para diagnosticar la pancreatitis crónica. En este procedimiento, el médico utiliza un instrumento médico equipado con una cámara de fibra óptica para inspeccionar el páncreas. Empleando un equipo como éste, el médico puede ver una imagen ampliada del área en una pantalla de televisión. Existen también unos dispositivos llamados endoscopios que le permiten al médico recuperar una pequeña muestra (biopsia) de tejido pancreático para examinarla posteriormente en un microscopio.

Tratamiento de la pancreatitis con microdosis de plantas medicinales

El presente estudio está dedicado al Sr. López, un paciente que inicialmente acudió a la Fundación MicroMédix en busca de conocimiento tanto en los campos de la medicina ortomolecular y las microdosis, como en el de la informática biomédica.
El caso de «mi tocayo», que es como llamaré de aquí en adelante al Sr. López, consiste en el análisis de la estrategia que seguí para darle solución a una pancreatitis, empleando una técnica de la informática biomédica conocida como extracción de texto (text mining). Es importante señalar que este caso es único en el sentido de que el paciente optó por participar activamente en la solución del problema, porque de hecho, ha tomado ya los cursos de microdosis y de medicina ortomolecular, y como recién ha comenzado a cursar el de «Informática Biomédica para el Descubrimiento de Nuevas Terapias y el Diagnóstico de Enfermedades«, es prácticamente un hecho que por haberse implicado en el proceso terapéutico y curativo, los resultados serán muy satisfactorios.

Durante la que fue la última sesión de nuestro curso de medicina ortomolecular, mi tocayo aprendió a ingresar datos a la que ha sido hasta el momento, mi herramienta favorita para extraer texto biomédico: Arrowsmith. Y es a través de este software y otro programa que me permitió obtener nubes de palabras, que pude encontrar el tratamiento alternativo ideal para la pancreatitis de mi tocayo, con las mejores plantas medicinales y los suplementos con más propiedades antioxidantes que pude encontrar.

Después de ingresar en Arrowsmith las dos palabras clave pancreatitis y extract, los datos comenzaron a emerger desde el fondo de ese «mar» de más de 27 millones de citas bibliográficas en MEDLINE. De la lista de términos B obtenida (pulse sobre la imagen de la derecha para agrandarla), seleccioné el término oxidative stress inflammation, en conformidad con lo que expuse al principio de este artículo, a propósito de la importancia que reviste el estrés oxidativo en los procesos inflamatorios. Al revisar lo que el programa de Arrowsmith desplegaba como resultado de mi petición (query), noté que en el primer artículo de la lista asociada a la literatura A, que estaba representando en este caso a la Pancreatitis, aparecía otra palabra que parecía muy prometedora para los fines de mi investigación: grape seed (pulse sobre la imagen de la izquierda para agrandarla). A su lado encontré otra cuyo significado desconocía pero que intuí me podía ayudar a descubrir antioxidantes naturales para combatir la inflamación. Me estoy refiriendo al proanthocyanidin.

Cuando averigüé que las proantocianidinas son taninos condensados dotados de excelentes propiedades antioxidantes, que se encuentran en concentraciones muy elevadas en las semillas de las uvas, los arándanos y en muchas otras plantas, y que como antioxidantes son 50 veces más potentes que la vitamina C y 20 veces más eficaces que la vitamina E, me propuse encontrar los nombres de aquellas plantas que además de contener proantocianidinas, hubieran sido consideradas por varios investigadores en el campo de la fitomedicina, específicamente para tratar con éxito la pancreatitis.

Fue así como obtuve la nube de palabras de la imagen adjunta, a partir de los listados de los títulos de los artículos que eran comunes a ambas literaturas, Pancreatitis y extract.
La nube estaba mostrándome, además de la semilla de la uva (grape), una planta que ha demostrado ser muy útil en el tratamiento de la pancreatitis: el Ginkgo biloba (pulse sobre la imagen para agrandarla y hallará, siguiendo el orden alfabético de las palabras, los términos biloba y grape). Puesto que todavía me faltaba explotar (mine) la palabra clave proanthocyanidin, procedí a seleccionarla de los términos B que Arrowsmith me había mostrado al principio de la búsqueda.

Cuando pulsé sobre el boton «View literature corresponding to highlight(s)» para ver los artículos correspondientes al término proanthocyanidin que recién había yo resaltado en color azul (pulse sobre la imagen de la izquierda para agrandarla), el programa me mostró los dos listados de artículos que aparecen en la imagen de la derecha (pulse sobre la misma para agrandarla). Había 165 artículos en la columna de la literatura C en los que estimaba podría encontrar al menos otras dos plantas medicinales, que estuvieran correlacionadas directamente con extract e indirectamente con Pancreatitis, a través del vocablo proanthocyanidin. Cabe señalar que la herramienta de extracción de texto empleada a lo largo de esta investigación, muestra en ambas columnas los artículos que no comparten el término B seleccionado, que en este caso particular viene a ser proanthocyanidin.

En Arrowsmith, los términos B relacionan de manera indirecta a los dos conjuntos de artículos implicados (literaturas A y C), que de acuerdo con el modelo de Swanson son disjuntos (su intersección es el conjunto vacío). Para una discusión más detallada sobre la teoría y práctica del modelo de Swanson, por favor consulte nuestra sección Informatica Biomédica.

Había dos maneras de descubrir las otras dos plantas medicinales que me estaban faltando para completar el tratamiento de mi tocayo. Una era leer los títulos de cada uno de los 165 artículos de la columna de la derecha (ya que lo que más me interesaba eran los extractos de plantas medicinales), y otra era obtener una segunda nube de palabras, a partir del texto biomédico embebido en todos esos títulos. Al obtener la nube que aparece en la imagen de la izquierda, más que ahorrarme el trabajo de leer uno por uno de los 165 artículos, mi intención era encontrar las plantas que más beneficiarían a mi tocayo.

Esto implicó hallar los nombres de las plantas medicinales que se citaban con más frecuencia en el conjunto de artículos de la literatura C (extract). Si pulsa usted sobre la imagen anterior, advertirá que las plantas medicinales que se mencionan más en relación con los extractos ricos en proantocianidinas, son los arándanos (cranberry, 8 citas) y el caqui (persimmon, 3 citas).

Receta para el tratamiento de la pancreatitis

De acuerdo con el proceso descrito con anterioridad, la receta de la Fundación MicroMédix  para tratar eficazmente una pancreatitis, constaría de extractos o microdosis de semilla de uva, Ginkgo biloba, arándanos y caqui. Para acelerar la recuperación conviene agregar antioxidantes en forma de suplementos, que de acuerdo con Banerjee y Bagchi [1] (derecha), bastaría con una combinación de selenio, beta-caroteno, metionina, vitamina C y vitamina E, los cuales complementaría yo con cromo, complejo B y ácido fólico en dosis terapéuticas (ortomoleculares).

«La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano«… San Agustín
© Sergio López González. Fundación MicroMédix. 9 de agosto de 2017


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REFERENCIAS

[1] Banerjee B., Bagchi D. Beneficial effects of a novel IH636 grape seed proanthocyanidin extract in the treatment of chronic pancreatitis. Digestion. 2001;63(3):203-6.
[2] Zeybek N et al. The effects of gingko biloba extract (EGb 761) on experimental acute pancreatitis. J Surg Res. 2003 Dec;115(2):286-93.
[3] Bagchi D. et al. Free radicals and grape seed proanthocyanidin extract: importance in human health and disease prevention. Toxicology. 2000 Aug 7;148(2-3):187-97.
[4] Borran M. et al. Protective effect of Tribulus terrestris fruit extract on cerulein-induced acute pancreatitis in mice. Avicenna J Phytomed. 2017 May-Jun;7(3):250-260.
[5] Bae GS. et al. The beneficial effects of Nardostachys jatamansi extract on diet-induced
severe acute pancreatitis. Pancreas. 2013 Mar;42(2):362-3. doi: 10.1097/MPA.0b013e3182592cac.
[6] Minaiyan M et al. Preventive Effect of Cichorium Intybus L. Two Extracts on Cerulein-induced
Acute Pancreatitis in Mice. Int J Prev Med. 2012 May;3(5):351-7.
[7] Tulini FL et al. Evaluation of the release profile, stability and antioxidant activity of a
proanthocyanidin-rich cinnamon (Cinnamomum zeylanicum) extract co-encapsulated
with a-tocopherol by spray chilling. Food Res Int. 2017 May;95:117-124. doi: 10.1016/j.foodres.2017.03.010. Epub 2017 Mar 10.

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Autor: micromedix

Sergio López González. Ing. en Informática Biomédica

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