Desde la perspectiva de la medicina ortomolecular, una disautonomía está caracterizada por una deficiencia nutricional asociada a un desequilibrio entre los dos grandes componentes del sistema nervioso autónomo (SNA): los subsistemas simpático y parasimpático. De acuerdo con Bravo [1], «un buen balance entre estos dos sistemas mantiene la homeostasis interna y permite al
organismo adaptarse a cambios ambientales». Así, todo lo que se necesita para el buen funcionamiento del sistema autónomo, es un intercambio equitativo de electrones entre los átomos de nuestros órganos. Tanto el estrés oxidativo (exceso de radicales libres) como una oxidación deficiente, son factores que contribuyen a romper el equilibrio redox (reducción-oxidación), que es como se le llama formalmente al balance que todo ser humano requiere para mantenerse sano.
El origen de la enfermedad
Aunque hasta el momento no se conoce con exactitud la etiología de este síndrome (conjunto de síntomas y/o cormobilidades), se cree que un porcentaje de los pacientes hereda esa condición, otro la contrae a través de un virus, o bien la desarrolla a consecuencia de una intoxicación, un traumatismo o una enfermedad autoinmune. Algunas reconocidas autoridades en la materia sostienen que puede ser ocasionada por un consumo excesivo de carbohidratos y azúcares [2]. Cualesquiera que sea la causa, lo que se ha descubierto es que una suplementación a base de tiamina (vitamina B1) y magnesio, puede aliviar los malestares crónicos [3].
Los síntomas típicos de esta rara enfermedad se parecen mucho a los del Beriberi, una patología que desde hace muchos años se viene tratando con tiamina. De hecho, son varias las fuentes en las que se hace referencia al Beriberi como un prototipo de disautonomía [2]-[4], en la que la fatiga crónica, el deterioro de la memoria, los edemas periféricos (hinchazón de piernas), la retención de agua y la insuficiencia cardíaca son los síntomas más comunes.
Nuestro caso de estudio
Hay desde luego otros tipos de disautonomías y de enfermedades que no solo se asocian con una enfermedad de este tipo (cormobilidades), sino que suelen confundir al médico a la hora de emitir su diagnóstico. Tal es el caso del síndrome de hiperlaxitud articular (SHA), la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica y la epilepsia, que fue el diagnóstico que hace algunos años recibió la protagonista del presente caso de estudio, la Señora Emilia Calle Muñoz (pulse sobre la captura de pantalla adjunta para ver el detalle del diagnóstico en la parte superior de la imagen).
Conviene subrayar que la taquicardia y los desmayos son síntomas propios de una disautonomía, no así la hipertensión.
Para ser honesto, cuando recién comenzaba yo el estudio que la Sra. Muñoz y su esposo me habían encomendado, no estaba muy seguro de que su cuadro correspondiera a una disautonomía, pues una enfermedad de este tipo está caracterizada, entre otros síntomas, por una tendencia a la hipotensión. Pero cuando me comuniqué con ambos para preguntarles por qué su neurólogo había considerado la posibilidad de una disautonomía, sabiendo que lo que ella estaba padeciendo era hipertensión, me aclararon que en las primeras etapas de la enfermedad, la hipotensión era efectivamente el síntoma que más la perturbaba, y fue así como finalmente me decliné por investigar todo lo relacionado con las disautonomías.
Análisis de datos biomédicos
No obstante lo anterior, me propuse echar mano de las técnicas de la informática biomédica para confirmar el beneficio que podría recibir nuestra querida paciente, con motivo de la ingesta de tiamina y magnesio; así como complementar la receta con otros suplementos que le ayudarían a superar aquellos síntomas que podrían deberse ya no solo a su disautonomía, sino a los posibles efectos secundarios de los medicamentos que ha estado tomando de un tiempo para acá. De acuerdo con las capturas de pantalla adjuntas, tanto la hipertensión como los problemas musculares, el cansancio, las alergias, la arritmia, el deterioro de la memoria, el estreñimiento, los calambres y la ansiedad, son síntomas que delatan una deficiencia de magnesio en la Sra Muñoz.
Lo más interesante de esta técnica y que confirma lo atinado de recetar magnesio y tiamina (denotada como B1 en la matriz de deficiencias nutricionales), es que está reforzando lo que la literatura biomédica sugiere administrar en casos de disautonomía (ob. cit.). Nótese cómo en la imagen de la izquierda, el magnesio, el calcio y la tiamina ocupan los tres primeros lugares en la matriz de cruce de datos biomédicos, con un puntaje de coincidencias que asciende a 19, 13 y 11, respectivamente. En ambas capturas de pantalla, nuestras herramientas para el análisis de datos biomédicos (F1,F2 y F3), han coincidido en que esos tres nutrientes son los que más van a beneficiar a la Sra. Muñoz.
De acuerdo con los resultados anteriores, se observa también que la receta a confeccionar deberá complementarse con selenio, piridoxina (B6), B12, niacina, zinc, potasio, carnitina, tirosina, vitamina E y ácido ascórbico (o ascorbato de sodio), en ese orden de importancia. La piridoxina y la cobalamina (B12) juegan un papel muy importante como cofactores de los nutrientes anteriormente mencionados. La vitamina B6 por ejemplo, coadyuvará en el alivio de los problemas musculares, el cansancio, las alergias, el deterioro de la memoria y la ansiedad. Asimismo, independientemente de que no sea un síntoma propio de la típica disautonomía, la hipertensión la estaremos controlando apropiadamente con dosis terapéuticas de magnesio, calcio, selenio, niacina, zinc, potasio y vitamina C. Algo similar estraremos consiguiendo al tratar el hipotiroidismo con selenio, zinc y tirosina.
Lo que hay que excluir de la dieta
En resumen, son doce los nutrientes que la Sra. Muñoz deberá tomar para superar su disautonomía; pero es imperativo que tome muy en cuenta que debe eliminar de su dieta todos los carbohidratos y los azúcares (ej. el pan y la papa), porque si bien la tiamina estará cumpliendo con su función oxidante para conseguir el equilibrio Redox que tanto necesita, el seguir consumiendo azúcares y carbohidratos sería tanto como anular el efecto que esa vitamina estará produciendo (pulse sobre la imagen de la izquierda para ver los alimentos que más acostumbra tomar la Sra Muñoz). La tiamina se puede comparar con las bujías del motor de un automóvil, pues es un agente que ayuda a convertir los carbohidratos en energía útil.
Por otro lado, la madre naturaleza nos ha proporcionado antioxidantes como las vitaminas C y E, que en esta analogía harán las veces de «atrapa-chispas», una función inherente a dicha conversión (metabolismo). La moraleja aquí sería algo así como «si no quieres provocar una explosión de mayores proporciones, evita el uso de hidrocarburos (el equivalente a los azúcares y los carbohidratos en el plano biológico) y recurre más a los biocombustibles (magnesio y tiamina en ese mismo plano)».
Aun cuando en ninguna de las fuentes consultadas se aconseja excluir de la dieta los lácteos, ya no es un secreto a voces y mucho menos un mito que la leche de vaca y todos sus derivados son elementos proinflamatorios, lo que significa que contribuyen a aumentar el estrés oxidativo.
Es por eso que recomendamos a la Sra. Muñoz abstenerse de tomar leche, quesos de todo tipo, crema, mantequilla, yogurts. requesón y todos los productos que provengan de la leche de vaca. Y como se ha demostrado que el gluten propicia la inflamación, recomendamos a la Sra. Muñoz suspender también el consumo de todo alimento que contenga esta proteína (todos los «alimentos» elaborados con harina de trigo la contienen).
Recomendaciones sobre la medicación
En lo que se refiere a la medicación de la Sra. Muñoz, nuestro análisis de datos biomédicos sugiere la eliminación inmediata del esomeprazol (Nexium), pues este medicamento está agotando las pocas reservas que nuestra paciente tiene de magnesio, sin mencionar las mermas que está ocasionando en otros nutrientes, como son el calcio, la vitamina B12, el zinc, el folato (ácido fólico) y el hierro (pulse sobre la tercera captura de pantalla de la matriz de cruce de datos para identificar cómo la herramienta F1 identificó esas mermas).
Y como lo más probable es que nuestra paciente se esté preguntando qué es lo que tomará para sus agruras una vez que haya suspendido el Nexium, la respuesta la va a encontrar en una cucharada sopera de vinagre de manzana diluida en medio vaso de agua, unas dos veces al día. Eso y dos gotas de yodo lugol (derecha) agregadas a cada una de las tomas de dicha solución, junto con los demás suplementos de la receta, bastarán para acabar con esa supuesta acidez estomacal (véase también «Reflujo gastroesofágico: cómo me deshice de las agruras y otros malestares siguiendo un tratamiento totalmente natural«).
Asimismo, en el artículo que publiqué el 8 de julio de 2019 y que lleva por título «Enfermedades iatrogénicas: las consecuencias del uso reiterado de medicamentos«, demostré que todos los medicamentos agotan uno o más de los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para llevar a cabo sus funciones. Si la Sra. Muñoz continuara tomando esomeprazol, levotiroxina, Telmisartan, Metroprolol y Espirolactona, estaría contribuyendo a acabar con algunos de los nutrientes que su cuerpo necesita para compensar la poca o la excesiva oxidación/reducción de sus células (recuérdese que hay que encontrar la homeostasis). Eso equivaldría a estar inyectando los antídotos que se requieren para contrarrestar un veneno que nunca se deja de administrar («el cuento de nunca acabar», o como dirían las nuevas generaciones: «la historia sin fin»).
Es importante señalar sin embargo que el criterio de suspender de inmediato un medicamento para evitar que agote los nutrientes que está afectando, no aplica en todos los casos, porque hay algunos mecanismos a los que el cuerpo no es capaz de responder de inmediato. Tal es el caso del Telmisartán, pues aunque al parecer éste agota únicamente el zinc, se necesitará reducir poco a poco para evitar que los valores de la presión sanguínea se disparen.
La receta
En la receta que aparece a la izquierda, además de especificar cuáles son los fármacos que ella podrá suspender de inmediato, cuáles tendrá que disminuir paulatinamente y de qué forma deberá hacerlo (cuánto disminuirá y cada cuándo lo hará), hemos indicado los nombres del total de nutrientes a administrar, así como las dosis y la posología (modo de administración) para cada uno de ellos.
Para reforzar el control de la presión arterial, la receta incluirá microdosis de pasiflora y belladona (no tóxica en microdosis), así como una recomendación para la administración sublingual de la niacina, en caso necesario.
En el apartado 4 de esta guía terapéutica, el lector encontrará también una explicación más detallada sobre los alimentos que contienen gluten, así como algunas recomendaciones sobre dónde conseguir los nutrientes (suplementos) ahí indicados.
La importancia de los exámenes de laboratorio
En cuanto a los análisis clínicos que el esposo de la Sra. Muñoz nos hizo llegar para ayudarnos a confeccionar la receta recién descrita, solo me resta señalar que nos ha resultado de gran ayuda en la medida en que fue a partir de ahí y de la lista de medicamentos que nos proporcionó, que pudimos obtener algunas correlaciones interesantes entre la hipercolesterolemia, la hipertensión, las alergias y la marcada deficiencia de vitamina B3 (niacina) de su señora esposa.
Aunque la hipercolesterolemia (colesterol alto) no aparece como síntoma en la matriz de cruce de datos, no ha sido una mera coincidencia el que la niacina ocupe el séptimo lugar en la lista de nutrientes a recetar, pues como mencionamos en la videocápsula que lleva por título «Propiedades y mitos de la vitamina B3 en dosis terapéuticas«, esta vitamina tiene la particularidad de bajar el colesterol malo (el LDL), de subir el colesterol bueno (el HDL) y de disminuir los triglicéridos. Y por si eso fuera poco, aparte de ser un anti-histamínico natural ideal para las alergias reportadas, se comporta al mismo tiempo como un anti-hipertensivo y un sustituto de los inhibidores de la bomba de protones (alivia las agruras), características todas ellas que uno no encuentra en ninguno de los medicamentos hasta ahora conocidos. ¿O conoce usted alguno con semejantes cualidades?
© Sergio López González. Fundación MicroMédix. 4 de enero de 2020
¿Te gustaría que desarrolláramos para ti una investigación como la que aquí hemos presentado? Si lo deseas, puedes ordenar un estudio para tu caso, llenado el correspondiente cuestionario con los datos de tu historial clínico.
REFERENCIAS
[1] Bravo Jaime F. Dificultades en el Diagnóstico y Tratamiento de la Disautonomía. Rev. chil. reumatol. 2012; 28(3): 152-158
[2] Lonsdale D. The Role of Thiamin in High Calorie Malnutrition. Austin J Nutri Food Sci. 2015;3(2): 1061.
[3] Lonsdale D. Thiamine and magnesium deficiencies: Keys to disease.Medical Hypotheses 84 (2015) 129–134
[4] Lonsdale Derrick. Dysautonomia, A Heuristic Approach to a Revised Model for Etiology of Disease. Advance Access Publication 13 July 2007.eCAM 2009;6(1)3–10; doi:10.1093/ecam/nem064
[5] Dr. Horacio F. Gonzáleza y Bq. Silvana Visentina. Micronutrientes y neurodesarrollo: actualización. Arch Argent Pediatr 2016;114(6):570-575.
[6] Blitshteyn Svetlana. Vitamin B1 deficiency in patients with postural tachycardia syndrome (POTS) Neurological Research, 2017; https://doi.org/10.1080/01616412.2017.1331895