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Nanotecnología para la administración de nutracéuticos: el último adiós a la medicación

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El Dr. Stephen L. DeFelice define un nutracéutico como un alimento o una parte de él (como podría ser un suplemento dietético), que se usa para mejorar la salud o para aportar un beneficio medicinal, lo cual incluye la prevención y el tratamiento de enfermedades [1]. El término fue acuñado por DeFelice en 1989, y proviene de la fusión de los vocablos «nutriente» y «farmacéutico«. La sustancia así denominada puede consistir de uno o más suplementos y/o de una o varias sustancias activas de cualquier planta medicinal. Los suplementos comprenden las vitaminas, los minerales, los aminoácidos, los ácidos grasos esenciales, las proteínas, los probióticos y demás nutrientes que conforman el organismo de un ser humano.

Encapsulamiento de nutracéuticos en liposomas

Al conjunto de métodos que hacen posible atrapar nutracéuticos en diminutas burbujas o vesículas de fosfolípidos llamados liposomas se le conoce como nanotecnología, y constituye un medio muy poderoso para el aprovechamiento de la sustancia así encapsulada, debido a que permite que ésta llegue a su destino casi con la misma pureza con la que se fabricó. A diferencia de los suplementos que se toman en tabletas o cápsulas de gelatina por la vía oral, los nutrientes y los fitoquímicos que viajan por nuestro cuerpo dentro de liposomas, llegan prácticamente íntegros hasta los tejidos y órganos a los que están específicamente destinados.

En la mayoría de los casos, el encapsulamiento realizado a escala nanométrica (de ahí el nombre de nanotecnología), mejora la absorción del nutriente contenido en cada una de esas «nanovesículas», en una proporción que llega a ser entre 10 y 15 veces mayor que la que suele conseguirse por la vía oral convencional [2]. Para los efectos de la presente publicación, se entiende por nanovesícula un pequeñísimo saco de una sustancia orgánica con un tamaño medio del orden de los cientos de mil millonésimas de metro (un nanometro, abreviado nm, es la mil millonésima parte de un metro, o la milésima parte de una micra. En notación científica: 1 nm = 1 x 10−9 m).

Cabe aclarar que tanto en la vía de administración liposomal como en la oral, la ingesta se realiza por la cavidad bucal; la diferencia está en la tecnología que se usa en la fabricación del nutracéutico. Ahora bien, independientemente de la tecnología empleada, el porcentaje del nutriente que se une realmente al torrente sanguíneo se conoce como biodisponibilidad, y es una medida del bienestar que cualquier sustancia aporta al organismo. En el caso de la tecnología liposomal, cuanto mayor sea la biodisponibilidad del nutriente encapsulado, tanto mayor será su absorción y tanto menor la cantidad de cápsulas o porciones que se necesitarán para conseguir el efecto terapéutico deseado.

Como cabría esperar, el encapsulamiento en liposomas tiene enormes implicaciones, entre las que destacan las psicológicas, las sociales, las terapéuticas y las económicas.

Implicaciones del uso de nutracéuticos liposomales

Analicemos primero la situación de la medicina ortomolecular sin liposomas. ¿Cómo percibe la mayoría de nuestros pacientes una receta de nutrientes en dosis realmente terapéuticas (ortomoleculares)? ¿Cuál es la reacción psicológica más frecuente de la gente que no conoce este tipo de medicina alternativa?
Un paciente a quien le hice llegar su receta inmediatamente después de nuestra primera entrevista me comentó: «ingeniero, ¿No le parece que son demasiadas píldoras? Creo que esto es demasiado para mi, tengo miedo de que me sobrevenga una vitaminosis«.  –No conozco una enfermedad con ese nombre, le respondí. Y continué: ¿Cuales cree usted que serían los síntomas de esa supuesta enfermedad? Evidentemente no supo que contestarme, porque no existe tal enfermedad. A menudo, los señores de bata blanca se afanan en desacreditar a la medicina ortomolecular (si es que saben que tal cosa existe), diciéndoles a sus pacientes que los nutrientes en megadosis pueden dañar sus riñones, su hígado, su estómago, etc., y acuñan a nuestro lenguaje términos tan ridículos como el de «vitaminosis», con tal de retener e impresionar más a su clientela. Hay también algunos médicos (no todos) que desconocen las propiedades de los nutrientes, porque seguramente su programa de estudios incluía cuando mucho, una sola materia relacionada con la nutrición y sus potenciales beneficios para la salud. Un ejemplo que ilustra muy bien este estado de cosas es el del caso de un paciente al que le había yo recetado niacina.

Al cabo de un tiempo, consultó a un médico alópata a quien le pareció conveniente practicarle unos exámenes de laboratorio, que a la postre revelaron un nivel elevado de bilirrubina. Basándose en este resultado, este señor de bata blanca llegó a la conclusión de que ¡nuestro paciente padecía de síndrome de Gilbert!
Lo peor de todo es que el galeno terminó recetándole a ese pobre hombre una serie de medicamentos para controlar su síndrome, y el paciente, muy obediente, ¡se los tomó! Ambos ignoraban que el ácido nicotínico (niacina) puede aumentar el nivel de bilirrubina (no siempre lo hace), y que simplemente con suspender temporalmente su consumo, ese efecto desaparece.

Los medios masivos de comunicación convencionales (no las redes sociales), la industria farmacéutica, las escuelas de medicina auspiciadas por ese emporio farmacéutico y los mismos médicos, se han encargado de desinformar al público en general, haciéndole creer que la medicina ortomolecular, además de peligrosa, es una charlatanería. Y sería iluso esperar que las cosas no fueran así, pues los intereses que han creado los líderes de esa industria se verían afectados si reconocieran las bondades de la medicina ortomolecular de precisión.

Nadie en su sano juicio querría recomendar una tecnología que puede poner en riesgo su negocio, por más efectiva y avanzada que ésta sea. Y toda esa influencia del sistema tradicional de salud sobre el paciente que cree a pie juntillas absolutamente todo lo que su médico le dice, es lo que da origen a la creencia de que las dosis terapéuticas que recomienda la medicina ortomolecular son excesivas. El paciente desinformado compara la cantidad de fármacos recetados por los médicos que ha consultado, con el número de nutrientes que nosotros le hemos recomendado, y deduce de inmediato que éstos últimos son una barbaridad: su vida está en peligro por tomar una docena de nutracéuticos y debe apelar de nuevo y de inmediato a las «autoridades médicas», al establishment, a «los que saben», a los CuasiDioses.

El paciente promedio se asusta de la cantidad de minerales y vitaminas que tiene que tomar y sin embargo, jamás se pregunta sobre las consecuencias que trae consigo el estar consumiendo reiteradamente y a perpetuidad una o más pastillas sintéticas fabricadas en el laboratorio. Hay quien me ha llegado decir que los efectos secundarios que está experimentando se deben a la vitamina C y no al Ibuprofeno que está tomando para calmar el dolor de su muela, ¡sin ni siquiera haber consultado la ficha técnica de ese analgésico de porquería! Sencillamente, no-lo-puedo creer.

Esas implicaciones psicológicas y esas tendencias sociales que han emergido del mal llamado sistema de salud oficial (el establishment), están condenadas a desaparecer, pues con los avances que hemos hecho en medicina ortomolecular y la fusión que se está dando entre ésta y la nanotecnología, la cosa ya no está como para creer que se trata de una charlatanería. Un paciente que en menos de una semana deja de sentir dolor abdominal después de haberse tratado una cistitis con vitamina C liposomal, puede ser que ya no esté tan endiosado con ese urólogo que lo ha mantenido medicado desde sus cuarenta y tantas primaveras. Las implicaciones terapéuticas de la nanotecnología aplicada a los nutracéuticos están permeando en nuestra sociedad a tal grado, que a los detractores de este nuevo tipo de medicina alternativa les va a resultar muy complicado seguir tapando el sol con un dedo, debido sobre todo a la prevalencia de las redes sociales de Salud 2.0.

Los medios de comunicación masivos como la radio y la televisión, se están volviendo obsoletos, y eso implica que la gente puede estar mejor informada, o al menos tiene ahora más opciones para enterarse de lo que efectivamente es una superchería o un auténtico alivio, sin estar supeditada a la opinión de un grupo de poder. ¿O cómo explicaría usted el hecho de que la vitamina C y la equinácea se hayan agotado rápidamente en las tiendas naturistas, después de que la clase política declarara una emergencia sanitaria con motivo del coronavirus? Como yo lo veo, no todas las compras son de pánico, algunas de ellas obedecen a un fenómeno característico de las redes sociales: la inteligencia colectiva, .
A pesar de que las autoridades dijeron y siguen diciendo que los cubrebocas y la vitamina C no ayudan en nada, hay evidencia de que esta vitamina contribuyó a que muchos chinos superaran un gran número de infecciones por COVID-19, y gracias a que la gente en otros países nos enteramos de ello, seguimos librando bastante bien esta batalla con vitamina C liposomal y otros nutracéuticos (de otra manera, no estaría yo tan campante escribiendo estas líneas mientras me encuentro en cuarentena. En México, estamos a punto de entrar a la fase tres del protocolo que se estableció para manejar la crisis causada por el COVID-19 y al parecer, los cubrebocas también están ayudando).

En cuanto a las implicaciones económicas de los nanonutracéuticos, ya se ve que conforme vaya madurando esta tecnología, los precios de éstos comenzarán a disminuir, porque como dije antes, para conseguir el efecto terapéutico deseado, los liposomas no precisan de un gran número de cápsulas o mililitros, debido principalmente a su gran biodisponibilidad.

Los fosfolípidos: imprescindibles para conseguir el efecto terapéutico deseado

Los fosfolípidos como las lecitinas de girasol y de soya, son componentes esenciales para la fabricación de liposomas ; pero no hay que olvidar que además de proteger al nutracéutico que encapsula, ofrecen por sí mismos enormes beneficios para la salud. Más adelante proporciono la lista de los principales beneficios que se pueden conseguir con las lecitinas.
La función del encapsulamiento consiste principalmente en mitigar, y en algunos casos hasta eliminar por completo, los factores que dificultan la biodisponibilidad (porcentaje de absorción neta) y la distribución adecuada de los nutracéuticos encapsulados.

La biodisponibilidad de las tabletas y las cápsulas de gelatina suele reducirse drásticamente antes de su ingesta, por lo que se hace necesario proteger a los nutrientes de la luz, la humedad, el calor, el oxígeno y de otras sustancias y condiciones del entorno que con el tiempo, degradan a la mayoría de los suplementos.
Otro factor que afecta sensiblemente la biodisponibilidad de los nutrientes, es el sistema digestivo. Las enzimas en la boca y el estómago, los jugos gástricos, las sales biliares (para neutralizar los ácidos digestivos) y la variedad de la flora que habita en los intestinos, pueden degradar también el suplemento.

En el tracto intestinal, existen billones de organismos microoscópicos que dificultan la absorción, no solo de los alimentos, sino de los suplementos y medicamentos que llegan a esta parte del sistema digestivo. Dado que éste rara vez se encuentra vacío, las interacciones entre alimentos, suplementos y/o medicamentos también pueden reducir, degradar o alterar el resultado deseado. Asimismo, el uso de aglutinantes para tabletas, capas entéricas, colorantes y saborizantes artificiales, así como azúcar y demás aditivos, pueden disminuir significativamente la digestión y la capacidad de absorción de todas las sustancias terapéuticas que consumimos a diario.
Es por ello que la encapsulación liposómica desempeña un papel muy importante, al proteger a los nutracéuticos de la mayoría de los factores anteriormente mencionados.

Los fosfolípidos como la fosfatidilcolina, son sustancias que se usan para formar una barrera alrededor del nutracéutico a transportar, la cual se sabe es resistente a los jugos digestivos, las soluciones alcalinas, las sales que se encuentran en el cuerpo humano y a los radicales libres. Es así como la carga útil del liposoma, que es también como se le conoce al nutracéutico que se transporta, se mantiene protegida y aislada de los procesos de oxidación, así como de la degradación de sustancias y condiciones ambientales.

Una cualidad aun más importante de la barrera fosfolípida, es que permanece intacta hasta que la carga útil ha sido entregada a la glándula, órgano o sistema objeto de la terapia recomendada.
Por otra parte, se han desarrollado portadores liposomales de propósito específico, como podría ser el liberar su contenido a cierta temperatura, a un pH específico o en presencia de ciertas sustancias. Este singular modo de operación vendría a ser algo así como una «bomba inteligente» de tamaño microscópico, con capacidad de viajar por el cuerpo y de desprenderse de su carga útil en el momento preciso y en el lugar indicado.

La mayoría de los liposomas están hechos de fosfolípidos que se consideran esenciales para nuestra supervivencia, ya que nuestro cuerpo los necesita para crecer y funcionar apropiadamente. De hecho, cada célula del cuerpo humano posee una membrana protectora que está hecha de fosfolípidos, y éstos han llegado a adquirir tanta importancia, que en algunos casos, los productos que se usan para encapsular la carga útil, pueden proporcionar más beneficios para la salud que las sustancias que transportan. Tal es el caso de la fosfatidilcolina contenida en las lecitinas de girasol, soya y yema de huevo, un tipo especial de fosfolípido esencial que ayuda a retardar el envejecimiento, ofreciendo al mismo tiempo otros beneficios importantes para la salud, debido a que:

  • Reduce los lípidos séricos totales (grasa en la sangre)
  • Reduce el colesterol LDL (malo)
  • Aumenta el colesterol HDL (bueno)
  • Reduce el colesterol total
  • Reduce los triglicéridos
  • Reduce los depósitos de colesterol en las paredes vasculares
  • Reduce la agregación plaquetaria
  • Es un antioxidante eficaz en lípidos
  • Aumenta la fluidez de los glóbulos rojos
  • Mejora la circulación coronaria
  • Aumenta la tolerancia al ejercicio
  • Mejora la circulación periférica  (manos y pies)
  • Protege y rejuvenece el hígado, mejorando la función hepática
  • Fortalece el sistema inmune
  • Mejora la memoria
  • Evita la formación excesiva de colágeno, arrugas y cicatrices

Anatomía de los liposomas

Cada molécula de fosfolípido tiene tres partes principales, una cabeza y dos trenzas (tails). La cabeza está hecha de tres componentes moleculares, colina, fosfato y glicerol, y se dice que es hidrofílica porque sus moléculas se pueden enlazar con las de agua. Cada trenza o cola es una cadena larga de ácidos grasos esenciales, y se dice que son hidrofóbicas porque no son solubles en agua.
Cuando los fosfolípidos se colocan en una solución acuosa (a base de agua), las cabezas hidrofílicas de los fosfolípidos forman una línea de trenzas dispuestas en serie, que evoca mucho ese momento en que los nadadores esperan el disparo de salida en una competencia (derecha). Pero como las trenzas son hidrofóbicas (a), otra capa de fosfolípidos se alineará trenza con trenza en respuesta al mismo ambiente acuoso. Esta alineación natural crea dos filas de moléculas que reciben el nombre de bicapa fosfolípida (c). Son estas dos capas de fosfolípidos las que forman las membranas que se encuentran en el interior de nuestro cuerpo, rodeando cada una de sus células. Para que usted se de una idea, una bicapa es aproximadamente una milésima parte del grueso de una hoja de papel.

Dependiendo del método de preparación, la estructura de los liposomas puede ser de tres tipos: unilaminar (de capa única), bilaminar (de doble capa) o multilaminar (de múltiples capas).
La naturaleza nos enseña que los liposomas de doble capa proporcionan la mejor protección y eficiencia. La eficiencia de los liposomas viene determinada por la relación entre la masa de la carga útil y la masa del liposoma, la cual puede ser una consideración importante en ciertas aplicaciones de esta tecnología. En general, los liposomas más pequeños son más capaces de proteger la carga útil y de navegar dentro del cuerpo humano que los más grandes. Además, cuanto más pequeño es el liposoma, mayor es la vida útil y mayor es la estabilidad de la estructura liposómica.

Métodos para la preparación de liposomas

Hay una gran variedad de métodos que se usan en la preparación de liposomas. Sin embargo, como algunos de ellos emplean procedimientos químicos, el método que preferimos usar en la medicina alternativa es uno de tipo mecánico. Los métodos mecánicos emplean máquinas o dispositivos para producir liposomas,  en lugar de sustancias sintéticas. La mayoría de los procesos de preparación mecánica se pueden clasificar en una de tres categorías: extrusión, sonificación (o sonicación) y microfluidización. La extrusión fuerza a que el material del liposoma atraviese una rejilla que generalmente consiste de una membrana de policarbonato. La sonificación utiliza ondas ultrasónicas entre 40 y 45 Khz para que al agitar el material liposomal, éste adopte una forma esférica (derecha).

La microfluidización utiliza un dispositivo llamado microfluidizador que obliga al material a chocar contra una placa formadora, a una presión extremadamente alta. El impacto provoca la formación de vesículas submicrooscópicas, que corresponden a los liposomas más pequeños de entre todos los que se pueden obtener con los demás métodos. Como con todos los compuestos orgánicos, los liposomas eventualmente se descompondrán. Con el tiempo, los liposomas están sujetos a oxidación, hidrólisis y agregación. Hasta cierto punto, el contar con liposomas de un tamaño inferior a los 200 nanómetros proporcionará una mayor estabilidad y una mejor protección.

Asimismo, se recomienda proteger a los liposomas de las temperaturas extremas. Se procurará mantenerlos en un ambiente fresco y seco. Análogamente, se recomienda no exponerlos por mucho tiempo a la atmósfera, es decir, horas o días en lugar de semanas o meses. Idealmente, el producto deberá mantenerse a temperatura ambiente o inferior, como en un refrigerador por ejemplo (no en el congelador). El mejor momento para consumir un nutracéutico liposomal es entre 10 y 15 minutos antes de cada alimento. No obstante, habrá casos en los que las tomas podrían ser sin alimentos (además de los tres o cuatro que van antes de los mismos). Cuando tome usted vitamina C liposomal por ejemplo, también lo podrá hacer sin alimentos y sin temor a experimentar acidez estomacal o agruras, porque hay que recordar que la barrera de fosfatidilcolina no solo protege al nutriente del entorno, sino también a su estómago del nutriente, que en este caso por lo regular es ácido ascórbico.

Prepare su propia Vitamina C liposomal sin salir de casa 

Hemos diseñado un curso para que usted mismo prepare una emulsión liposomal de vitamina C sin salir de casa. Ya sea que necesite reforzar su sistema inmunitario o esté buscando una alternativa para superar una enfermedad infecciosa como el COVID-19, usted puede contactarnos para que le expliquemos cómo puede elaborar liposomas de vitamina C. Tanto el equipo como los ingredientes que necesitará, les serán enviados hasta las puertas de su hogar para que pueda beneficiarse de las propiedades de los nutracéuticos, mismas que espero haber descrito a lo largo del presente ensayo con suficiente claridad, para que a usted no le quede ya ninguna duda de que aquí no va a encontrar chamanes, ni charlatanes y mucho menos CuasiDioses de bata blanca, pues lo que nosotros le estamos ofreciendo tiene poco que ver con lo establecido por el prepotente emporio farmacéutico, y mucho que aportar al poner a su alcance, una tecnología que tiene todo para mejorar la calidad de vida de millones de personas.

«Deje sus medicamentos en la olla del químico si puede curar a su paciente con alimentos«… Hipócrates
© Sergio López González. Fundación MicroMédix. 7 de abril de 2020


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REFERENCIAS

[1] Alexandru Mihai Grumezescu (editor). Nutraceuticals Nanotechnology in the Agri-Food Industry, Vol. 4. 2016 Elsevier Inc.
[2] Milne Robert D. PC Liposomal Encapsulation Technology. Proven Nano-Chemistry that can Make Health and Longevity Supplements Many Times More Efficient and Effective. 2004 Life’s Fountain Books.
[3] Gregory Gregoriadis (editor).Liposome Technology, Third Edition.Volume II Entrapment of Drugs and Other Materials into Liposomes. 2007. Informa Healthcare USA, Inc.
[4] Shampa Sen & Yashwant Pathak. Nanotechnology in Nutraceuticals. Production to Consumption. CRC Press Taylor & Francis Group.

Autor: micromedix

Sergio López González. Ing. en Informática Biomédica

2 pensamientos en “Nanotecnología para la administración de nutracéuticos: el último adiós a la medicación

  1. Hola Sergio, me encantaría preparar en mi casa la VITAMINA C LIPOSOMAL, lamentablemnete vivo en Ecuador. Habría alguna manera de poder obtenr los ingredientes? Con esto de la pandemia del COVID-19 es necesario estar prevenidos. Gracias por tus sabios consejos.

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    • Que tal Janeth, buenas tardes.
      Es posible que el equipo y los ingredientes los puedas conseguir en línea en tu país. Durante el curso nosotros te especificaríamos el modelo y la marca del equipo y las cantidades de cada uno de los suplementos (vitamina C y lecitina de soya/girasol). Es así como lo hemos estado manejando con participantes de otros países. Hace 15 días por ejemplo, impartimos el curso a una persona en España. A los que nos han solicitado este servicio en la República Mexicana, sí les hemos enviado todo a través de una servicio de paquetería, obteniendo así un gran aprovechamiento. Al participante español, aunque él en ese momento no contaba con todo, le mostramos todo el proceso en tiempo real y le ayudamos a encontrar desde México, dos marcas de equipo que podía conseguir en línea. Supongo que ya adquirió todo y elaboró sus liposomas sin ningún problema, porque no nos ha vuelto a contactar.
      Quedamos a la espera de tu siguiente comentario.

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