De todos los estimulantes, quizás el café sea el que goza de mayor aceptación, y tanto sus consumidores habituales como las personas propensas a desarrollar enfermedades asociadas a su uso y abuso, harían bien en moderar su consumo, o mejor aun, en abstenerse del mismo. Y es ahí donde radica el principal problema de todos los estimulantes: la abstinencia. Porque al igual que el alcoholismo y el tabaquismo, el cafeinismo no es otra cosa que una adicción, un apego a una sustancia que el individuo experimenta mientras desarrolla tolerancia a la misma. De ahí que para vencer el síndrome de abstinencia ocasionado por cafeína, sea necesario hacerlo progresivamente.
Siendo la cafeína una droga psicoactiva, si quieres librarte de ella, tienes que hacerlo igual que como lo harías con un psicofármaco, es decir, de manera gradual, nunca de un día para otro [1].
¿Por qué renunciar al café, siendo su efecto tan placentero?
Si tomas café muy a menudo, dudo mucho que lo hagas exclusivamente por su sabor; más bien creo que sea por el placer que experimentas con los primeros tragos, en especial, con el primero de la mañana. Así, es posible que te estés preguntando por qué tienes que dejarlo, si cada vez que lo tomas te sientes más avispado. No te culpo, porque lo mismo siento yo al tomar el café de garbanzo, con la ventaja de que éste no tiene cafeína, sabe muy parecido al de grano y puede ser que reconforte más que el instantáneo descafeinado.
Como con todas las adicciones, lo peor del cafeinismo es lo que sucede a largo plazo, porque si ya has desarrollado tolerancia, lo más seguro es que cada día necesites tomar más tasas de café para sentir el mismo alivio que el que te produjo aquella dosis que necesitaste la primera vez. Ese efecto dopaminérgico (liberación excesiva de dopamina) que expliqué con lujo de detalle en «Adicción y dependencia: cómo zafarse del círculo vicioso con vitaminas y otros suplementos«, es en esencia el mismo que experimentarías si inhalaras una pequeña dosis de cocaína, porque has de saber que tanto ésta como la cafeína poseen el mismo mecanismo de acción: ambos se comportan como estimulantes del sistema nervioso central (SNC).
Esa manera que tiene tu cerebro de recompensarte por haber aumentado su nivel de dopamina, es lo que hace que te sientas muy animado poco después de haber tomado una tasa de café; pero que horas después se traduce por lo regular en ansiedad y agotamiento nervioso. En casos extremos y después de días o de un consumo prolongado de cafeína, esos malestares pueden ir acompañados de migraña, que es el malestar típico de una intoxicación con cafeína. Aunado a ese conjunto de síntomas (síndrome), cada mañana el cafeinómano tiene invariablemente la viva impresión de que no ha «terminado de despertar», dando así lugar al consabido círculo vicioso (reincidencia).
La adicción y la moderación son por lo regular mutuamente excluyentes
De acuerdo con lo anterior, y ya que la adicción a la cafeína no es una cuestión volitiva, te invito a que reflexiones un poco a cerca de que moderar el consumo de cafeína, podría convertirse en un auténtico reto para una persona con propensión a los estimulantes y las drogas en general.
Además de las tendencias que cada uno de nosotros tiene para enfermar de una u otra cosa, la cantidad de café que se ingiere (la dosis) determina el grado de intoxicación y la gravedad del síndrome de abstinencia. Así por ejemplo, un adolescente que ha nacido en el seno de una familia con antecedentes genéticos de esquizofrenia, que ha experimentado recientemente la muerte de un ser querido y a quien le preocupa sobremanera el aprobar los exámenes de admisión a la universidad, presenta riesgo de desarrollar un trastorno de personalidad, y tal vez una o dos tasas de café sean suficientes para desencadenar en él un brote psicótico.
Un caso muy diferente sería el de una madre soltera acostumbrada a beber unas cuatro tasas de café al día, sin antecedentes genéticos de trastornos de personalidad, hipertensa y con serios problemas económicos (estrés). En este otro escenario la secuela podría consistir en una osteoporosis. La cafeína tiene la particularidad de agotar el calcio del sistema óseo, y si eres una mujer adicta a la cafeína, es probable que a eso se deba el que te hayan diagnosticado osteoporosis. A lo que voy es que cada uno de nosotros corre cierto riesgo de contraer o desarrollar una determinada enfermedad, en función de su epigenética, y la ingesta consuetudinaria de cafeína forma parte de esa epigenética, al igual que las dosis que uno toma de ese psicotrópico [2].
Y es justo eso lo que complica más la situación, la dosis, pues hay quienes después de haber tomado siete tasas seguidas de café de grano, han experimentado delirios y alucinaciones [3]. La evidencia está ahí, y la dificultad está en que no puedes detenerte después de la primera o segunda tasa de café. No se si me estoy explicando. Tú puedes tener la mejor disposición y proponerte tomar solo una; pero como ya lo dije antes, una vez adicto a la cafeína, tu tolerancia a la misma hace que tu cerebro demande más cantidad de esta xantina, y es por eso que aunque quisieras, no podrías moderar la cantidad de cafeína necesaria para sentirte reconfortado.
A que no te puedes tomar solo una
La misma frase que usara en México la campaña mercadotécnica de las papas «Sabritas», aplica para el caso de la cafeína, y aunque en este caso no se trata de una gran cantidad de azúcar combinada con glutamato monosódico, es muy probable que la cafeína resulte más adictiva que dicha combinación. Yo no podría afirmar si una bolsa de esa comida chatarra es más adictiva que una tasa de cafeína; pero lo que sí me queda clarísimo, es que los productos que contienen cafeína, azúcar y glutamato monosódico, están concebidos para que la gente no pare de comprarlos, y los capuchinos, los frapuchinos, los cochinos refrescos de cola, los tés, los chocolates y las bebidas energéticas no son la excepción.
Los propietarios de un Starbucks lo saben, y mejor ni te digo cuánta azúcar y cafeína te estás zampando en cada tacita que te tomas en uno de esos «monumentos a la dependencia» (derecha). La industria alimentaria conoce a la perfección cómo funcionan tu cerebro y los neurotransmisores que circulan en su interior, y siempre que se lo permitas, tratará de aprovechar esa debilidad potencial que hay en ti, para ir envenenándote suavemente con su café. Ese modus operandi es exactamente el mismo que emplea la industria farmacéutica para matarte lentamente con sus antidepresivos, antipsicóticos y ansiolíticos, por mencionar tan solo los fármacos más rentables.
En mi ensayo intitulado «Maquiavelo y el Príncipe de la Salud«, doy cuenta de cómo desde la Italia del siglo XVI, los Medicis ya practicaban la alquimia y el hermetismo para envenenar progresivamente a los que no comulgaban con sus ideales. La idea básica era enmascarar con diferentes condimentos, el sabor desagradable del veneno en cuestión (regularmente arsénico), para que la víctima no notara la presencia de la sustancia letal. El secreto de los Borgia, los Sforza y los mismos Medici consistía en administrar cada vez, dosis moderadas de veneno para matar poco a poco a sus detractores. Si llegas a leer ese ensayo, advertirás que esas prácticas no distan mucho de las que la flamante cadena de tiendas Starbucks y la misma industria cafetalera suelen adoptar, con tal de conseguir sus fines. ¿O de verdad crees que a ellos les preocupa mucho el que tú moderes la cantidad de cafeína que consumes?
No señor, todo lo contrario, ellos esperan que aumentes su consumo hasta que te satures y desarrolles tolerancia. Su negocio consiste en maximizar el consumo de café a expensas de tu salud y la de tu familia. Por algo les cautiva aquello de que «el fin justifica los medios«. Así que ve con cuidado, una intoxicación con cafeína puede desencadenar incluso un ataque de pánico, y en un momento dado, hasta una psicosis. Y no estoy exagerando la nota, si necesitas más evidencias de lo que aquí estoy aseverando, puedes pulsar en la imagen de la izquierda para que conozcas lo que descubrieron Hedges, Woon y Hoopes, a propósito de cómo algunos pacientes afectados de psicosis, pudieron aliviarse después de excluir la cafeína de su dieta.
Más allá del insomnio, la irritabilidad y de las complicaciones cognitivas anteriormente analizadas, el consumo prolongado de café puede también desembocar en otro tipo de afecciones. Y si hay alguien que ha escrito sobre lo dañinos que pueden llegar a ser ciertos «alimentos», ese sin duda alguna es M.K. Gupta. En «Foods that are Killing You Slowly but Steadily», este referente en el campo de la nutrición y los buenos hábitos alimenticios, deja entrever en el tercer capítulo de esa obra, cómo las propiedades diuréticas del café no justifican su ingesta frecuente (a pesar de que en algunos contextos, como cuando se está reteniendo líquidos por ejemplo, su consumo puede ser deseable), ya que puede inducir o incluso agravar una diabetes, una enfermedad cardiovascular, un reflujo gastroesofágico (derecha), una gastritis, una enfermedad renal crónica y cualquier otro padecimiento relacionado con el funcionamiento del hígado.
De conformidad con lo anterior, parecería sensato evitar al máximo el consumo de cafeína, si tu médico te ha confirmado que tienes al menos uno de esos achaques, y con mayor razón si tus análisis indican niveles bajos de los nutrientes que la cafeína agota en tu organismo. Si quieres saber cuáles son esos nutrientes, te invito a que sigas leyendo.
¿Qué se puede hacer entonces para librarse de la cafeína y sus secuelas?
Todo depende del grado de intoxicación que hayas desarrollado y de los síntomas que estés presentando. Recuerda que cada persona es irrepetible, y lo que puede beneficiarme a mi, no necesariamente te va a funcionar a ti. Si eres adicta a la cafeína, lo más seguro es que además de sustituir progresivamente el café no descafeinado por café de garbanzo, estés necesitando unas buenas dosis de calcio, vitamina D3, magnesio y vitamina C, no necesariamente liposomal.
Si además de cafeinómano eres fumador, hipertenso y ya rebasaste los 40, probablemente necesites dosis terapéuticas de vitamina D3, niacina y zinc. En fin, todo va a depender de tu epigenética, porque tu genética ni tú ni yo la podemos modificar. Lo que sí puedes hacer es fortalecer tu sistema inmunitario, con todos esos nutrientes que la cafeína agota en tu organismo, a saber: las vitaminas A, B1, B6, D, E, K e inositol; los ácidos grasos
esenciales, el calcio, el magnesio, el potasio y el sodio [4]. En la década de los 70’s Roberta Flack nos mató suavemente con su canción, metafóricamente hablando. Hoy en día, no concibo cómo alguien que quisiera sobrevivir a una pandemia, quisiera matar suavemente su sistema inmunitario, tomando café como si se fuera a acabar. En un cafeinómano, los niveles de algunos de los nutrientes que cité con anterioridad podrían estar muy por debajo de sus valores normales, lo cual se puede corroborar a través de un análisis de sangre. Lo que más preocupa es que varios de esos nutrientes son también los que necesita el sistema inmunitario para defenderse de los virus, las bacterias, los hongos y cuanto patógeno esté intentando atacarlo.
De manera que el mejor consejo que te puedo dar para protegerte del coronavirus y mantenerte a salvo de cualquier otra enfermedad, es que restituyas los niveles de estos nutrientes y que sustituyas el café que acostumbras tomar, por café de garbanzo. Ahora que si tienes un hijo o una hija con algún trastorno de personalidad, la cuestión es todavía más delicada, ya que los adolescentes suelen ser muy renuentes a abstenerse de los estimulantes.
Y si toca que ese(a) hijo(a) es uno(a) de nuestros pacientes, pues valdría mucho la pena que lo(a) mantuvieras alejado(a) del café, el chocolate, los Red Bulls, la cocoa, los refrescos de cola, el té negro, etc. Insisto, el problema es fisiológico, y no hay nada que la voluntad pueda hacer para solucionarlo. Lo único que hemos visto que funciona es un tratamiento a base de nutracéuticos y una abstinencia soportada con café de garbanzo. Evita el café descafeinado o instantáneo, porque generalmente se trata de productos demasiado industrializados, que por contener saborizantes, colorantes y aromatizantes artificiales, acaban empeorando la sintomatología [5].
Ayúdate y ayuda a una familia indígena, comprándole su café de garbanzo
Llegados a este punto, parece obvio cómo puedes mejorar tu salud y cómo al mismo tiempo podrías beneficiar a una familia que vive en parte del cultivo de garbanzo. Y como seguramente ya lo habrás adivinado, nuestra misión consiste en vincular a las partes que sabemos se van a beneficiar mutuamente, haciendo llegar lo que esas familias producen a quien lo necesita. Esperando que nuestra propuesta sea de todo tu agrado, te lo voy a plantear de la siguiente manera:
En lugar de seguir enriqueciendo a las cadenas de tiendas Starbucks, Sanborns, Toks, Vips, Punta del Cielo y demás magnates que están lucrando con tu sistema límbico y el de muchos otros ciudadanos, por qué mejor no ayudas a esas familias que tanto necesitan de ti, ordenando 250 gramos, 500 gramos, un kilo o la cantidad que quieras de café de garbanzo, para que los beneficiados terminen siendo unos cuantos niños indígenas que no tuvieron la fortuna de nacer en cuna de oro.
Envíanos por favor tu pedido vía WhatsApp, correo electrónico o llámanos a nuestro Centro de Atención, para que una familia de escasos recursos pueda llenarse de orgullo, al enterarse de que gracias a su trabajo, una persona tan empática como tú, pudo superar un problema de adicción.
«Tenía que pasar mucho tiempo hasta que yo me diera cuenta de que lo que me daban los niños valía más que todo lo que ellos recibían de mí«… Josefina Aldecoa
© Sergio López González. Fundación MicroMédix. 28 de septiembre de 2020
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REFERENCIAS
[1] Winston et al. Neuropsychiatric effects of caffeine. Advances in Psychiatric Treatment (2005), vol. 11, 432–439
[2] Bolton & Null. Caffeine Psychological Effects, Use and Abuse. Orthomolecular Psychiatry, Volume 10, Number 3, 1981, Pp. 202-211
[3] Lucas, P. B., Pickar, D., Kelsoe, J., et al (1990) Effects of the acute administration of caffeine in patients with schizophrenia. Biological Psychiatry, 28, 35–40.
[4] López González Sergio. Corrige tus deficiencias nutricionales y dile adiós a las alucinaciones. Fundación MicroMédix; 27 de enero de 2017.
[5] López González Sergio. Agresividad, ira, bullying y mal humor: síntomas de una inteligencia emocional y nutrición deficientes. Fundación MicroMédix, 6 de febrero de 2015.
[6] Uddin MS, Sufian MA, Hossain MF, Kabir MT, Islam MT, et al. (2017) Neuropsychological Effects of Caffeine: Is Caffeine Addictive? J Psychol Psychother 7: 295.