En su forma más simple, la epilepsia se puede entender como una serie de descargas eléctricas cerebrales anormales, que terminan manifestándose como convulsiones. Existen diferentes tipos de epilepsia, los cuales se clasifican en función de sus síntomas. Como se desconocen las causas de la mayoría de sus
variantes, los tratamientos alopáticos suelen ser a perpetuidad para quienes siguiendo las indicaciones de los médicos, acaban convirtiéndose en farmaco-dependientes. Si nos has estado siguiendo desde hace algún tiempo, sabes que preferimos basarnos en reportes de casos previamente resueltos (casos de éxito a los que llamamos evidencias), cuando no existe una hipótesis suficientemente probada que explique las causas de la enfermedad. El caso de la epilepsia es un claro ejemplo de esta situación.
De manera análoga a como manejamos las alucinaciones en el caso de la esquizofrenia, para tratar las convulsiones asumiremos que se trata de una epilepsia idiopática (de origen desconocido), porque de otra manera terminaríamos perdiéndonos en un sinfín de suposiciones. Una excepción a esta política sería el contar con un diagnóstico médico que arrojara luz sobre la etiología (la causa) de las convulsiones, como podría ser el de una neurocisticercosis. Estando en un caso como éste, es evidente que preferiríamos atacar el problema desde su raíz (el cisticerco), para confeccionar una receta que muy probablemente no se parecería en nada a la que en breve estaré presentando. Así que mientras se trate de una epilepsia idiopática, adoptaremos un enfoque pragmático a efectos de que las convulsiones vayan siendo cada vez menos frecuentes y de menor intensidad.
Diferentes nutracéuticos para personas diferentes
El caso que dio origen a la receta adjunta corresponde a un joven mexicano que habiendo sufrido una caída, comenzó a experimentar convulsiones. Han sido dos episodios los que ha reportado a partir de aquel incidente. La receta resultante con la que hasta la fecha no se han vuelto a presentar las convulsiones, consta de piridoxina (vitamina B6), magnesio, taurina, GABA, manganeso, melatonina y ácidos grasos Omega 3, todo ello complementado con microdosis de añil y de oxcarbazepina (no en las dosis recetadas por su médico, sino en microdosis). Sin embargo, hay que tener presente que otras personas necesitarán nutrientes diferentes y muy probablemente en dosis diferentes, pues ello dependerá de la edad, de los medicamentos que se estén tomando, de las demás cormobilidades que se estén padeciendo, en fin, en resumen, de la individualidad bioquímica de cada paciente. Si tienes un problema de epilepsia, descarga la receta para que uno de nuestros naturópatas la personalice de acuerdo a tu caso particular. La que voy a especificar a continuación podría no ser la más apropiada para tu condición.
La vitamina B6: propiedades y mecanismo de acción
La piridoxina, que es como se le conoce también a la vitamina B6, es la principal responsable de procesar los aminoácidos, que son los componentes básicos de todas las proteínas y algunas hormonas. Además de contribuir a producir hormonas, serotonina, melatonina, dopamina y aminoácidos, la piridoxina ayuda también en la descomposición de estos últimos. Esta vitamina colabora en la formación de varios neurotransmisores, lo que la convierte en un nutriente esencial en la regulación de los procesos mentales, o de aquellos que están implicados en el estado de ánimo.
En combinación con el ácido fólico y la vitamina B12, la vitamina B6 es capaz de reducir los niveles de homocisteína en sangre, un aminoácido implicado en las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, probablemente en la osteoporosis y la enfermedad de Alzheimer. En lo que respecta a la epilepsia, hay una forma rara de este trastorno que puede afectar gravemente a los niños que no logran metabolizar apropiadamente esta vitamina, debido quizás a un defecto de nacimiento. Dichos niños regularmente acusan una dependencia anormal de piridoxina, al grado de presentar retraso mental. No obstante, la actividad convulsiva en estos casos se puede revertir con inyecciones intravenosas de vitamina B6. La deficiencia de vitamina B6 puede deteriorar el sistema inmune, ocasionar lesiones cutáneas y provocar confusión mental. Algunas veces la deficiencia se puede deber a la ingesta frecuente de bebidas alcohólicas, una insuficiencia renal o al consumo de anticonceptivos orales. También se ha informado que las personas con síndrome de fatiga crónica, generalmente tienen bajos su niveles de piridoxina.
Magnesio: polifacético como el que más
El magnesio es un mineral que se considera esencial para la formación de huesos, proteínas y ácidos grasos, la producción de nuevas células, la activación de las vitaminas B, la relajación de los músculos, la coagulación de la sangre y la formación de trifosfato de adenosina, que es la energía con la que funciona el cuerpo (ATP por sus siglas en inglés). La secreción de insulina también requiere de magnesio, por lo que puede ayudar a algunos diabéticos a mejorar su tolerancia a la glucosa. Debido a que también actúa de manera sinérgica con los fármacos bloqueadores de los canales de calcio, algunos estudios han demostrado que tiene potencial para mejorar la visión de las personas con glaucoma [1].
Dicho mecanismo de acción podría explicar la capacidad que posee el magnesio para reducir la presión arterial [2]. En otras partes de este portal, hemos demostrado también cómo el magnesio es capaz de reducir la hiperactividad en algunos niños. Otros investigadores han informado niveles bajos de magnesio en personas diagnosticadas con síndrome de fatiga crónica [3]. El magnesio también puede beneficiar a las mujeres que tienen problemas con el control de su vejiga (sensación de «urgencia») [4], o a los pacientes diagnosticados con anemia de células falciformes [5]. Son muchos los padecimientos para los cuales se indica el magnesio; pero de todos ellos, en donde más se ha comprobado que funciona es en las cardiopatías, la diabetes, la dismenorrea (menstruación difícil y dolorosa), la hipertensión gestacional (presión arterial alta durante el embarazo), los cálculos renales (como citrato y en combinación con citrato de potasio), la migraña, el prolapso de válvula mitral, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la anemia, el asma, la enfermedad celíaca, la hipertensión (sobre todo en pacientes que toman diuréticos), la oestoporosis, el síndrome premenstrual y el insomnio.
Taurina: el anticonvulsivo natural por excelencia
La taurina es un compuesto semejante a los aminoácidos al que regularmente se le encuentra formando parte de los ácidos biliares, que son los que utiliza el cuerpo para absorber las grasas y las vitaminas liposolubles. La L-taurina, que es también como se le conoce a este aminoácido, ayuda a regular los latidos del corazón, a mantener la estabilidad de la membrana celular y a prevenir la hiperactividad de las células cerebrales. Se encuentra principalmente en la carne y el pescado. A menos que se trate de un bebé, el cuerpo humano generalmente produce taurina a partir de otro aminoácido muy solicitado en los tratamientos destinados a producir glutatión: la cisteína.
Aparte de la epilepsia, la L-taurina se indica para prevenir cardiopatías, en casos de fibrosis cística, anemias ferropénicas (por deficiencia de hierro), hipertensión y diabetes, siendo éstos los padecimientos en donde más se han observado sus beneficios. Una persona sana normalmente no necesitaría tomar suplementos de taurina, sin embargo, aquellas personas que presenten síntomas relacionados con las enfermedades anteriormente mencionadas, no deberían subestimar los beneficios que les puede brindar este recurso tan preciado.
GABA: otro antiepiléptico natural
El ácido gamma amino butírico (GABA, por sus siglas en inglés) es un antiepiléptico natural con propiedades calmantes, que fabrica el cerebro a partir de glucosa y otro aminoácido llamado glutamina. Dado que el GABA no atraviesa fácilmente la barrera hematoencefálica (lo que significa que no puede transportarse de manera eficiente desde el torrente sanguíneo hasta el cerebro), se podría decir que prácticamente todo el GABA que hay en el cerebro lo produce este órgano. Es por ello que el GABA administrado como suplemento podría no ser suficiente para aumentar los niveles de este neurotransmisor en el cerebro. A pesar de que su eficacia todavía no ha sido confirmada en ensayos clínicos, hay médicos que han obtenido resultados muy satisfactorios al complementar sus tratamientos para la epilepsia y la esquizofrenia con GABA [6]. Puesto que se ha confirmado que las personas que sufren de ataques de ansiedad, trastornos de pánico y cuadros agudos de depresión no producen regularmente niveles suficientes de GABA, es muy probable que una suplementación apropiada de este aminoácido les ayude a sentirse mucho mejor [7].
Manganeso: el exterminador de los trastornos del movimiento causados por psicofármacos
El manganeso es un oligoelemento esencial para la formación de piel, huesos y cartílagos saludables, así como para mejorar la tolerancia a la glucosa. También ayuda a activar la superóxido dismutasa (SOD), que es una de las enzimas antioxidantes más importantes que existen en el organismo. Aparte de prevenir las convulsiones, este mineral puede resultar de mucha ayuda en casos de discinesia (o disquinesia) tardía, un trastorno ocasionado por la medicación psiquiátrica que consiste en movimientos molestos e involuntarios entre los que cabría citar el parpadeo repetido, el retorcimiento lento de manos y las gesticulaciones grotescas de la cara y las extremidades (izquierda). Aunque en menor grado, el manganeso también puede beneficiar a los pacientes aquejados de hipoglucemia, diabetes y osteoporosis, así como a los atletas que están anhelando recuperarse de un esguince rápidamente.
Melatonina: la que también te hará caer en los brazos de Morfeo
A la melatonina se le conoce mejor por su excepcional capacidad para inducir el sueño, característica que hemos descrito con lujo de detalle en nuestra publicación del 23 de enero del 2015: «Insomnio: con la melatonina ahora los que no duermen son los magnates farmacéuticos«. Pero más allá de esta singular propiedad, esta hormona ha demostrado ser muy útil en el tratamiento de la epilepsia. Y para muestra, un botón.
Un ensayo preliminar [8] en el que a un grupo de niños con epilepsia se les trató con 5-10 mg de melatonina antes de acostarse, redundó no solo en una mejora en las horas de sueño, sino también en una reducción de la frecuencia de las convulsiones. Asimismo, otro (botón) ensayo preliminar reveló que los niños con un trastorno convulsivo llamado mioclonía (un tipo especial de «epilepsia») se curaban con 3-5 mg de melatonina al día [9]. Y la cosa no para ahí. La melatonina también se ha utilizado para subsanar los déficits nutricionales asociados al glaucoma, la depresión y las jaquecas por estrés. También ha sido empleado como inmunomodulador en casos de COVID-19 y otras enfermedades virales graves. En lo que toca al campo de la oncología, ha resultado ser un gran aliado contra el cáncer de vejiga, de mama, de próstata, de colon y de pulmón, así como un excelente auxiliar en casos de fibromialgia, depresión y disquinesia tardía (a este respecto, véanse también las propiedades del manganeso).
Omega 3: ¿grasas?, sí; pero de las buenas
Conocido más popularmente como aceite de pescado, este nutracéutico está constituido por dos ácidos grasos esenciales: el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA); considerados ambos como ácidos grasos omega-3.
La mayoría de los suplementos de aceite de pescado contienen un 18% de EPA y un 12% de DHA, o un total de 30% de omega-3. A diferencia del ácido graso omega-3 que se encuentra en el aceite de linaza y otros aceites vegetales (como el ácido alfa linolénico), estos ácidos grasos omega-3 mantienen a raya a los triglicéridos, característica que les confiere una gran capacidad para inhibir la progresión de la aterosclerosis.
Tanto los EPA como los DHA poseen propiedades anticoagulantes y antiinflamatorias. Como resultado de esto, el aceite de pescado puede resultar de mucha ayuda en la enfermedad de Crohn, la artritis reumatoide o cuando se trate de superar un problema renal [10, 11, 12] o una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Aparte de las enfermedades y los beneficios anteriormente mencionados, las indicaciones para el aceite de pescado van, desde coadyuvar a bajar la presión arterial hasta contribuir a que algunos pacientes con esquizofrenia se sientan mejor, gracias a su facultad para controlar las anomalías que a menudo se atribuyen al metabolismo de este tipo de grasas. Aunque en menor grado, este nutracéutico se ha empleado también con mucho éxito en casos de asma, trastorno bipolar, cardiopatías, depresión, eczema, síndrome de Raynaud y lupus, tan solo por mencionar aquellos trastornos para los que ha demostrado ser efectivo.
Microdosis de añil, de tumbavaqueros y del medicamento recetado
Tanto el añil (índigo) como el tumbavaqueros son dos plantas medicinales mexicanas a las que se les ha atribuido propiedades anticonvulsivas [13]. En el caso que nos ocupa, seleccionamos el añil por su disponibilidad en el mercado y porque no teníamos en ese momento una tintura madre de tumbavaqueros lista para ser usada como materia prima (para mayor información de cómo preparar una microdosis de esta planta o de cualquier otra, por favor ingrese a la sección de cursos de este portal). Por otra parte, consideramos apropiado que los padres del paciente aprendieran a elaborar la microdosis del medicamento que el médico le había recetado a su hijo, pues como hemos dicho en repetidas ocasiones, la microdosis de un fármaco tiene la ventaja de eliminar los efectos secundarios que el medicamento en cuestión suele producir.
© Sergio López González. Fundación MicroMédix. 31 de mayo de 2021
¿Quieres que confeccionemos una receta inteligente para ti o tu familiar? Puedes concertar una cita para que recopilemos los datos que necesitamos.
REFERENCIAS
[1] Gaspar AZ, Gasser P, Flammer J. The influence of magnesium on visual field and peripheral vasospasm in
glaucoma. Ophthalmologica 1995;209:11–3.
[2] Kawano Y, Matsuoka H, Takishita S, Omae T. Effects of magnesium supplementation in hypertensive
patients. Hypertension 1998;32:260–5.
[3] Moorkens G, Manuel y Keenoy B, Vertommen J, et al. Magnesium deficit in a sample of the Belgian
population presenting with chronic fatigue. Magnes Res 1997;10:329–37.
[4] Gordon D, Groutz A, Ascher-Landsberg J, et al. Double-blind, placebo-controlled study of magnesium
hydroxide for treatment of sensory urgency and detrusor instability: preliminary results. Br J Obstet Gynaecol
1998;105:667–9.
[5] De Franceschi L, Bachir D, Galacteros F, et al. Oral magnesium pidolate: effects of long-term
administration in patients with sickle cell disease. Br J Haematol 2000 Feb;108:284–9.
[6] Braverman E, Pfieffer C. The Healing Nutrients Within. In Facts, Findings and New Research on Amino
Acids. New Canaan, CT: Keats Publishing, 1987.
[7] Abram Hoffer & Jonathan Prousky. Naturopathic Nutrition: A Guide to Nutrient-Rich Food & Nutritional Supplements for Optimum Health. CCNM Press, 2006.
[8] Fauteck J, Schmidt H, Lerchl A, et al. Melatonin in epilepsy: first results of replacement therapy and first
clinical results. Biol Signals Recept 1999;8(1–2):105–10.
[9] Jan JE, Connolly MB, Hamilton D, et al. Melatonin treatment of non-epileptic myoclonus in children. Dev
Med Child Neurol 1999;41:255–9 [review].
[10] Donadio JV Jr, Bergstrahl EJ, Offord KP, et al. A controlled trial of fish oil in IgA nephropathy. N Engl J
Med 1994;331:1194-9.
[11] Peck LW. Essential fatty acid deficiency in renal failure: can supplements really help? J Am Diet Assoc
1997;97:5150-3.
[12] Donadio JV Jr, Grande JP, Bergstralh EJ, et al. The long-term outcome of patients with IgA nephropathy
treated with fish oil in a controlled trial. Mayo Nephrology Collaborative Group. J Am Soc Nephrol
1999;10:1772-7.
[13] Martínez Maximino. Las plantas medicinales de México. Tomo I; 2005. Séptima edición. Ediciones Botas.
septiembre 2, 2021 en 8:53 pm
Buenas noches. Muchas gracias por su valiosa información. Don Sergio, cual es la dosis maxima recomedada de Omega 3 que una persona puede ingerir( más cuando no ingiere fuentes del mismo, de origen animal y es su aporte a traves de suplementos)? En casos en los que no se puede comprar un suplemento de omega 3, ni consumir fuentes animales de este, la semilla de chía, lino y linaza, son opciones para obtener este acido graso? En muchas ocasiones granos como la quinoa, son altos en omega 6, cual puede producir efectos inflamatorios.
Me gustaMe gusta
septiembre 3, 2021 en 11:07 am
Buenos días Juan. Aunque el aceite de linaza contiene los ácidos grasos omega 3 (EPA y DHA), no se compara con las cantidades contenidas en el aceite de pescado. Para que fueran equiparables, uno tendría que tomar una gran cantidad de cápsulas de aceite de linaza, lo cual no solamnte no es viable, sino muy caro. Tengo una familia de Austria que por ser veganos no están dispuestos a consumir perlas de aceite de pescado; pero como en este caso lo estaba recetando para la depresión, la solución la implementé con vitamina D3. Algo similar se puede hacer cuando el problema se debe a un proceso inflamatorio, que es también una afección para la cual el aceite de pescado está muy bien indicado. En este otro caso hay muchas alternativas, como podrían ser el glutatión, el trans-resveratrol, la quercetina y la curcumina liposomales.
Me gustaMe gusta