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Para deshacerte de tus pensamientos obsesivo-compulsivos necesitas parodiarlos

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fobiasTu recuperación no solo depende de lo bien que te apegues a la dieta y a las recetas que se te procurarán a lo largo de tu tratamiento, sino de qué tan bien modifiques tu actitud ante la adversidad que te ha tocado vivir. Si te angustian mucho tus ocurrencias aberrantes, esas que tú mismo consideras absurdas por no ser moralmente aceptables, tales como imaginar que golpeas a tu prójimo, que acuchillas a tu vecino o que avientas a alguien a las vías del metro para que lo atropelle; o si estás constantemente preocupado porque tal o cual sustancia puede perjudicar tu salud, entonces tal vez te interese practicar la intención paradójica, una técnica de la logoterapia que te permitirá parodiar aquello que más temes.

¿En qué consiste la intención paradójica?

Viktor FranklLa logoterapia es la tercera escuela vienesa de psicoterapia, después de las que fundaron Sigmund Freud y Alfred Adler. Y si para esas dos celebridades el placer y el poder constituían el motor de nuestra existencia, para el neurólogo Viktor Frankl (izquierda), el sentido de la vida es nuestra razón de ser. En su forma más simple, la intención paradójica consiste en pedirle a un paciente con fobias o ideas obsesivas, que evoque momentáneamente eso que más teme. Frankl advirtió que esta técnica producía resultados sorprendentes a la hora de eliminar la ocurrencia aberrante: en lugar de luchar contra la fobia o el pensamiento obsesivo, se anima al paciente a que les de la bienvenida, exagerando la nota hasta el punto de reproducir en su mente una caricatura de la situación. Al llegar a este punto, la ansiedad desaparece porque el paciente ya no se resiste a la situación que regularmente la producía.

En resumen, la intención paradójica neutraliza los síntomas que la ansiedad suele provocar, en el momento en que el paciente se ríe de sí mismo (al admitir la irracionalidad de sus pensamientos). Es así como la persona consigue observarse a la distancia (autodistanciamiento), toda vez que ha aprendido a distinguir la diferencia entre la visión que él o ella ha fabricado de la realidad, y la realidad misma.

Ejemplos de casos de éxito en donde la intención paradójica ha bloqueado las ocurrencias aberrantes

La estudiante que cambiaba de acera cada vez que un perro se le aproximaba

cinofobiaSe trata de una alumna de la Dra. Elisabeth Lukas, quien relata en una de sus más excelsas obras [1], cómo una chica que asistía a sus clases de psicología, experimentaba un miedo atroz hacia los perros, por haber sido atacada en su niñez, por una de estas criaturas del Señor. No obstante, al enterarse su alumna de la misteriosa forma en la que trabaja la intención paradójica, comenzó a practicarla, primero con un perro pequeño y aparentemente inofensivo, y luego, cada vez, con animales más grandes y feroces. Al parecer, el proceder de manera gradual le proporcionaba cierta confianza en sí misma. Lukas nos cuenta cómo su alumna reproducía su parodia:

«-¡Venga! -le diría [en su imaginación] al perro- ¡gruñe y muéstrame tus dientes, que unas piernas tan jugosas como éstas no te las sirven todos los días!«. Y una vez habiéndose alejado el can, continuaría para sus adentros:
«-¡Me has decepcionado profundamente! Eres un gallina, no te has llevado nada, ni siquiera el más mínimo bocado…»
La estudiante continuó con rutinas similares durante un tiempo con perros que cada vez representaban un reto mayor, hasta que al exponerse a un dogo y superar esta prueba, su fobia desapareció.

Un contador que padecía «calambre del escribiente»

miedoEste caso corresponde a un paciente del mismísimo Dr. Viktor Frankl [2], el cual relata cómo este hombre estaba a punto de perder su empleo por no poder escribir un texto completamente legible, debido a que cada vez que lo intentaba, le temblaba mucho la mano. Y por más esfuerzos que hacía para conseguirlo, su letra siempre resultaba un desastre (en esa época no existían las computadoras personales y mucho menos los procesadores de texto). Lo que Frankl le recomendó fue hacer todo lo contrario: en lugar de esforzarse en escribir con la mayor claridad y pulcritud, debía escribir de la manera más ilegible posible. El contador se diría a sí mismo: «¡Ahora  es cuando… le voy a demostrar al mundo la clase de tinterillo que soy! (ob. cit.).

El resultado de todo este asunto fue que cuanto más se empeñaba en escribir mal, más legible era su letra. En cuestión de dos días el escribiente en cuestión se liberó por fin de su «calambre».

El médico que «transpiraba mares»

obsesivo-compulsivoFrankl nos cuenta también el caso de un joven médico al que le atemorizaba transpirar. Un día, poco después de haber saludado de mano a su jefe, se percató de que había sudado excesivamente. A partir de ese desagradable incidente, su ansiedad aumentaba cada vez que se topaba con alguien a quien no podía dejar de saludar. Para liberarlo de esa angustia, Frankl le sugirió que en su próxima «experiencia sudorípara» le mostrara a la gente cuánto sudor era capaz de liberar. Tiempo después, este hombre le informaría a Frankl que siempre que se avecinaba un encuentro de esta naturaleza, se decía a sí mismo: «si antes sudé un litro, en esta ocasión voy por diez» [3]. Con una sola sesión de terapia, el consultante fue capaz de liberarse de una fobia que desde hacía cuatro años lo venía angustiando.

Aplicando la intención paradójica a un paciente de la Fundación MicroMédix

No hace mucho, un paciente a quien llamaré JJ por así convenir a sus intereses, me envió un mensaje de WhatsApp en donde pude leer: «Los fitoestrógenos, en este caso las Isoflavonas (me disculpa la ignorancia), ¿no provocarían alteraciones en cuanto a mi fertilidad y función reproductiva?«… Después de otras imprecisiones y dudas sobre lo que yo le había recetado, alcanzó a soltar su siguiente preocupación: «En algún momento alguien me dijo que mucho tiempo de tomar selenio puede alterar la función tiroidea«.

hipocondríacoA este joven de 25 años le obsesiona todo lo relacionado con su salud (hipocondría); sin embargo, dista mucho de ser un ignorante, pues aun cuando él mismo está ofreciendo una disculpa por la primera de sus preguntas, cada vez que publico un artículo, me agradece el que lo mantenga informado sobre nuestros avances (él está siguiendo este blog). Y ya quisiera yo que su preocupación se debiera a una falta de información, porque eso se resolvería muy fácilmente proporcionándole el vínculo al reportaje de investigación que publiqué el 11 de marzo de este mismo año, en torno a los beneficios y a la inocuidad de los fitoestrógenos.

En lo que respecta al selenio, al igual que con las isoflavonas, pude haberlo remitido a otro artículo en donde él hubiera podido corroborar cómo el selenio no solo no provoca hipotiroidismo, sino que lo alivia. En dicha publicación, al pie de la figura 4 escribí: «El selenio y el mioinositol (la forma más común de inositol) restauran óptimamente a sus valores normales, los niveles tanto de las hormonas tiroideas como los de los anticuerpos que se han asociado a otros tipos de tiroiditis autoinmune (como la de Hashimoto por ejemplo)«.

isoflavonas de soyaDe manera que el problema de JJ no es la desinformación, sino esa obsesión por asegurarse al cien por ciento de todo y su compulsión por la excelencia en todos los aspectos de su vida. Pero como el propósito de este ensayo no es criticar su actitud ante la enfermedad, sino ayudarlo a deshacerse de sus absurdas ocurrencias («pensamientos intrusivos«, como él los llama), lo que voy a proponer a continuación es una idea de cómo podría JJ aplicar la intención paradójica de Viktor Frankl, a su caso particular. Para no extenderme mucho, voy a abordar únicamente el caso de las isoflavonas, esperando que al hacerlo, nadie con problemas de identidad de género, me tome a mal la parodia que estoy a punto de construir, con motivo de la hipocondría que afecta a JJ. Recuerde, querido lector, que el propósito de este ejercicio es ayudar a que el paciente se burle de sí mismo, y de ninguna manera se deberá interpretar como un agravio de parte del que suscribe. De hecho, para hacer esto más evidente y que todo quede más claro, hablaré en primera persona. Si yo estuviera en los zapatos de JJ, diría para mis adentros:

Mujer casos de la vida real– Órale, ahora no solo me voy a tomar las dosis de isoflavonas que especifica mi receta, sino que le voy a subir al doble, para ver si en una de esas, ¡me convierto en toda una mujer!
– ¡Vaya, por fin voy a poder aspirar a un papel en la telenovela «Mujer, Casos de la Vida Real«, en donde podré abogar por los derechos de las mujeres maltratadas!
– Y eso no es todo, voy a ser la primera mujer trans que haya conseguido realizar su cambio de género por tan solo $ 900.00 M.N (novecientos pesos mexicanos), el equivalente a unos 6 frascos con 90 tabletas de isoflavonas de soya cada uno. ¿No es una ganga?
– Es más, si me esmero lo suficiente creo que puedo emprender un negocio muy próspero, ofreciendo tratamientos para cambiar de género en solo tres meses. Que tal un slogan como «La Dama de Soya«… no, ese no, mejor uno más representativo y pegajoso… ¡ya sé: «La Crema y Nata de las Isoflavonas«, más pegajoso que eso ya no se puede!

El punto es que todo el mundo, no nada más JJ, puede aprovechar su sentido del humor para superar sus miedos y/u obsesiones; y aunque me queda claro que un paciente con ideas obsesivas podría tener ese sexto sentido muy poco desarrollado (a JJ nunca lo he visto reír, vamos ni siquiera sonreír), creo que con este ejemplo y los que presenté con anterioridad, tú y cualquier mortal con un poco de sentido común y algo de humor (mientras más mejor), estarán en posibilidad de aplicar la intención paradójica a su caso particular.

Qué hacer cuando la idea aberrante representa un peligro potencial para los demás

trastorno obsesivo-compulsivoAntes que nada, conviene discernir muy bien entre un caso de neurosis compulsiva-obsesiva y otra del tipo psicótica. Como vimos, el paciente obsesivo-compulsivo (TOC) despliega la suficiente lucidez como para saber distinguir lo que es real, de aquello que es una mera interpretación de los hechos. El obsesivo-compulsivo exigirá perfección en todo lo que hace, y no se perdonará cualquier acto que manche, por así decirlo, la pureza de la concepción que él o ella mismo(a) se ha forjado del mundo. De hecho, esa es la razón por la que los logoterapeutas recomiendan que la intención paradójica la practiquen únicamente los pacientes con este perfil de comportamiento. A nadie va a perjudicar construir una parodia para ridiculizar el acto de limpiar decenas de veces un mismo vaso.

En contraste con ese tipos de pacientes, se encuentran los que exhiben comportamientos psicóticos, típicamente los que han sido diagnosticados con esquizofrenia y que por ningún motivo querrían poner en práctica la intención paradójica, porque en estos casos, sus mentes no logran establecer la diferencia entre fantasía y realidad. Apelar a la intención paradójica en estas condiciones implicaría poner en peligro tanto la integridad de estos pacientes, como la de sus semejantes. De acuerdo con esto, en mi próxima publicación, ilustraré cómo es que en el caso de JJ sí es perfectamente viable y recomendable construir una parodia sobre un pensamiento obsesivo, a sabiendas de que su perfil no encaja de ninguna manera con el de una conducta psicótica.

compulsiónA diferencia de JJ, que sí manifiesta mucho temor sobre la posibilidad de atentar contra la integridad física de sus familiares, al psicópata no le importa hacer daño a los demás, porque no es consciente de sus actos, y porque muy probablemente podría estar obedeciendo las órdenes que unas cuantas voces le estarían dictando desde lo más recóndito de su cerebro. Pero JJ no escucha voces ni delira ni alucina; en cambio sí que teme y adora a Dios, porque reconoce en Él la perfección, y sabe que ante los ojos del Señor él sería incapaz de perpetrar un acto que el Todopoderoso condenaría. Ya se ve entonces por qué a JJ la intención paradójica le viene como anillo al dedo. Parafraseando a cualquier paciente obsesivo-compulsivo, incluyéndolo a él: «aquí no hay lugar para la equivocación».

Esta historia continuará

En la siguiente publicación explicaré cómo deshacerse de una o más ocurrencias aberrantes y aparentemente peligrosas, echando mano de la herramienta que el logoterapeuta Viktor Frankl concibió, para que tú y muchas otras personas que han sido diagnosticadas como obsesivo-compulsivas, se comporten «como Dios manda», y no como la enrevesada sociedad de hoy (incluidas las redes sociales) está deseando que lo hagas. En cuanto a un paciente con auténticos problemas psicóticos, la única solución que yo veo es una receta de nutracéuticos confeccionada con psiquiatría de precisión.

“Actúa como si todo dependiera de ti y ora como si todo dependiera de Dios.”… Viktor E. Frankl
© Sergio López González. Fundación MicroMédix. 9 de mayo de 2022


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REFERENCIAS

[1] Lukas Elisabeth. Logoterapia. La búsqueda de sentido. Paidós. 2005
[2] Frankl V. El Hombre en Busca de Sentido. Editorial Herder, Barcelona,1991.
[3] Pattakos Alex. En Busca del Sentido. Los principios de Viktor Frankl aplicados al mundo del trabajo. Paidós. 2009.


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Autor: micromedix

Sergio López González. Ing. en Informática Biomédica

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