De manera análoga a como Lou Marinoff sugirió en «Más Platón y Menos Prozac» apelar a los principios filosóficos de los grandes pensadores, en lugar de recurrir a la medicación, así he querido yo transmitir a través de estas líneas un mensaje similar para esclarecer cómo la luteolina, la quercetina y la rutina pueden ayudar a contrarrestar el daño que el azúcar, los carbohidratos y la cafeína están ocasionando a las nuevas generaciones. Sucede que ciertos jóvenes difícilmente se pueden concentrar en una actividad que demanda más atención que la que puede requerir un video tan corto como los que típicamente encuentras en TikTok.
El azúcar disminuye la lucidez mental y la capacidad de concentración
Si acostumbras comer demasiados azúcares y carbohidratos refinados u omitir alguno de los alimentos, tu nivel de azúcar en sangre (glucosa) va a estar por lo regular bajo. Un nivel bajo de azúcar en la sangre deteriora tu concentración y tu juicio, te deja cansado, con la mente confundida y en ocasiones hasta irritado. Estos síntomas desaparecen después de comer algo, una vez que tu nivel de glucosa ha aumentado nuevamente. Por desgracia, la típica dieta moderna está llena de alimentos azucarados y carbohidratos refinados, que se digieren rápidamente y aumentan de súbito los niveles de azúcar en la sangre.
Pero sucede que este repentino aumento de glucosa ocasiona una rápida secreción de insulina, esa hormona que se encarga de bajar los niveles de azúcar en la sangre. El resultado de esto es un efecto tipo «montaña rusa», reflejado por los altibajos (síntomas de hipoglucemia) que ocurren aproximadamente dos horas después. Por si esto fuera poco, los alimentos ricos en carbohidratos (derecha) reducen el nivel de vitamina B1 que se necesita para transformar dichos carbohidratos en energía.
¿Y la cafeína, también embrutece?
La industria alimentaria nos tiene atrapados, agrega azúcar a todos los productos que fabrica, hasta aquellos que supuestamente no deberían contenerla, como las galletas saladas por ejemplo. ¿Y sabes por qué? Porque es altamente adictiva, igual quizás o poco menos que la cocaína. Y ya que estamos hablando de sustancias adictivas, ¿sabías que el café y otras bebidas que contienen cafeína (como las bebidas de cola) también promueven la producción de azúcar en el organismo?
Las bebidas que supuestamente no contienen azúcar pero sí cafeína (los llamados «light», que de ligeros no tienen nada), desencadenan la liberación del azúcar que se encuentra almacenada en el hígado (glucógeno), imitando lo que sucedería si te tomaras un refresco embotellado acompañado de una dona. Como la cafeína es adictiva,
tanto los fabricantes de los refrescos de cola como sus consumidores aumentan sus ganancias, con la diferencia de que los primeros lo hacen en pesos y los segundos en kilogramos. Lo mismo sucede con la presión arterial y los niveles de glucosa y colesterol de estos últimos, aumentan hasta el extremo de enfermarlos de diabetes, hipertensión, ataques de corazón o ansiedad. Y los magnates de los expendios de cafés en su carro (drive-thru) ni se diga, felices de ver cómo los adictos regresan a su negocio día tras día.
¿Sabías que la impaciencia y la irritabilidad de las personas comenzó a aumentar cuando creció el número de Starbucks? Si eres adicto al café y padeces de ansiedad, creo que ya sabes cuál podría ser tu principal problema. Lejos de ser un calmante, el café es un estimulante. Ve con cuidado, es tu salud lo que está en juego. La clave está entonces en procurar una dieta rica en proteínas y vegetales de alto contenido de fibra. Tanto la proteína como la fibra ayudan a balancear correctamente los niveles de glucosa y de insulina, evitando sus altibajos y con ello la desestabilización de los estados de ánimo.
La proteína produce poco efecto sobre los niveles de azúcar en la sangre y fabrica neurotransmisores a partir de los aminoácidos que contiene. La fibra desacelera la absorción de carbohidratos, moderando los niveles de glucosa e insulina. Lo peor que puedes hacer es consumir bebidas «energizantes» (Red Bull, Boots, etc.) con alto contenido de sacarosa y cafeína. Y ni se te ocurra combinar bebidas alcohólicas con algunos de esos energizantes para elaborar bombas letales (perlas negras), porque pasadas las «sensaciones placenteras», la probabilidad de que te sobrevenga un ataque de ansiedad es muy alta.
Más bebidas adictivas a la vista: ¡aguas con las aguas psicodélicas!
Hay quienes ya están ingiriendo aguas psicodélicas, celebrando que exista una bebida que al mismo tiempo que estimula (la cafeína), calma (la kava-kava). Una vez más, estamos ante un subterfugio que busca producir un efecto adictivo para transformar a los consumidores en cafeinómanos. ¿O es que acaso no funcionan así los negocios?
Si elaboras una bebida o un alimento que no se está vendiendo lo suficiente, agrégale cafeína, azúcar en cualquiera de sus formas (maltodextrina, jarabe de maíz, sacarosa, aspartame, etc.) y/o glutamato monosódico, y verás como la cantidad de clientes se dispara. Ese ha sido «el secreto» de la industria alimenticia que continuamente está creando mejores estrategias para monopolizar nichos de mercado. Y si no pregúntale a quien añadió la primera dosis de cafeína a la Coca-Cola. Algo similar ocurre en la industria farmacéutica con la proliferación de farmacodependientes .
Los TikToks fomentan la falta de atención y la pereza mental
Pero bueno, si ya eres un adicto a los azúcares es muy probable que cada día te cueste más trabajo memorizar hechos, fechas, números telefónicos y otros contenidos; que tengas problemas para calcular el cambio que vas a recibir después de una compra en una tienda de autoservicio; que no puedas concentrarte en una lectura o incluso en un video de más de 15 minutos de duración. ¿O porqué crees que las nuevas generaciones tienden a saltar de un video a otro cuando éstos son de larga duración? ¿ O a qué crees que se deba el gran éxito que tiene entre los jóvenes los breves contenidos audiovisuales de TikTok?
¿No estarán todos esos internautas perdiendo cada vez más su capacidad de concentración? Los responsables de que esos contenidos se viralicen eventualmente comenzarán a necesitar nootrópicos, que son los nutracéuticos que solemos recetar para mejorar el rendimiento intelectual y las capacidades cognitivas en general. Para hacer frente a una sociedad virtual dedicada al entretenimiento contemplado como un fin, los nootrópicos podrían convertirse en el medio ideal para contrarrestar las deficiencias cognitivas que algunas redes sociales están originando en la población económicamente inactiva.
Cuando una persona está dedicada exclusivamente a asimilar contenidos, no está desarrollando su capacidad creativa, no está ejercitando su mente y no está produciendo absolutamente nada. Sus «me gusta» (likes), sus comentarios, así como sus reenvíos y comparticiones solo contribuyen a que ciertos «líderes de opinión» nazcan, se viralicen y desaparezcan. Pero así como los seguidores determinan cuándo y qué material audiovisual ha de viralizarse, igualmente podrían desestimar más adelante a su creador, debido precisamente a la naturaleza efímera de sus preferencias y a su falta de atención hacia todo, no nada más a los contenidos audiovisuales.
¿Qué hacer entonces para ayudar a esa generación rodeada de azúcar, cafeína y TikToks?
Comienza por seguir una dieta libre de cafeína, azúcares, alcohol, gluten y carbohidratos, complementada con una receta compuesta de 100 mg de luteolina, 70 mg de quercetina y 30 mg de rutina 4 veces al día, ya sea acompañados de alimentos o con el estómago vacío. También podrías echar a volar tu imaginación, produciendo tus propios contenidos audiovisuales, en lugar de estar contemplando los que otros individuos suben a Youtube, TikTok y demás redes sociales. Si te encuentras desempleado, no tienes un oficio y/o no estás estudiando una carrera en particular, podrías dejar de ser un «nini» y emplear tu tiempo en actividades más productivas, tales como la lectura, el comercio en línea, la mercadotecnia, la pintura, el dibujo, la música, o cualesquier otra afición que te permita ejercitar más tu mente, pues recuerda que tanto la concentración como la creatividad son dos capacidades cognitivas que podrías no estar desarrollando mientras te encuentres saltando entre la inmediatez de un contenido y la trivialidad de su sucesor.
«Esos alumnos no tienen la culpa de ser ahora incapaces de leer La Guerra y la Paz o el Quijote. Acostumbrados a picotear información en sus computadoras, sin tener necesidad de hacer prolongados esfuerzos de concentración, han ido perdiendo el hábito y hasta la facultad de hacerlo, y han sido condicionados para contentarse con ese mariposeo cognitivo a que los acostumbra la Red, con sus infinitas conexiones y saltos hacia añadidos y complementos, de modo que han quedado en cierta forma vacunados contra el tipo de atención, reflexión, paciencia y prolongado abandono a aquello que se lee, y que es la única manera de leer, gozando, la gran literatura«… Mario Vargas Llosa
© Sergio López González. Fundación MicroMédix. 6 de junio de 2022
junio 7, 2022 en 12:24 am
Gracias 🙂
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