La psiquiatría ecléctica es un modelo terapéutico que busca conciliar diferentes corrientes psiquiátricas, en función del caso que se pretende resolver. Los enfoques a los que uno puede recurrir pueden ser farmacológicos (propios del sistema dominante), nutracéuticos (a base de suplementos), biológicos (plantas medicinales) y psicoterapéuticos. Al combinar de una manera inteligente diferentes teorías, métodos o técnicas, este paradigma terapéutico busca optimizar los resultados de un tratamiento con la finalidad de beneficiar a un individuo en particular.
A diferencia del enfoque tradicional, la psiquiatría ecléctica no se adhiere a una sola teoría o método, ya que lo que pretende es maximizar la sinergia que produce esa diversidad de enfoques, cuyo efecto se ve enriquecido por todo lo que implica encontrar una solución más acorde con las necesidades y preferencias de cada paciente.
Eclecticismo: la llave que abre todas las cerraduras
El eclecticismo se presenta como una llave maestra que abre camino hacia la esperanza y la comprensión, invitándonos a abrazar la riqueza de la diversidad en todas sus formas y a mantener nuestras mentes abiertas a una amplia gama de propuestas. Si bien en una primera instancia las iniciativas ajenas podrían parecernos inadmisibles, poseen potencial tanto para enriquecer nuestra comprensión del mundo como para hacernos más empáticos. Aun cuando la diversidad y las discrepancias han adquirido un carácter cotidiano, el eclecticismo garantiza la apertura y la concordia. Tanto los psiquiatras como los naturópatas y los psicoterapeutas, tarde o temprano tendremos que reconocer que todos tenemos talentos, experiencias, creencias y cualidades diferentes, y que en lugar de atacar esas diferencias, debemos celebrarlas.
El estancamiento es el resultado de poner en marcha proyectos con los oídos tapados y los ojos fijos en lo que solo un grupo de especialistas puede ver, haciendo caso omiso de lo que otros profesionales de otras disciplinas son capaces de percibir. El eclecticismo nos recuerda que la grandeza de la humanidad reside precisamente en su variedad. En un lienzo donde se entrelazan ideologías, culturas, idiomas y tradiciones, encontramos la verdadera esencia de la humanidad. Ya en publicaciones anteriores hablé de cómo la creatividad surge intersectando dominios o esferas de actividad disímiles. Es en la intersección de disciplinas distintas donde surge la innovación y por lo tanto la creatividad. Darle la bienvenida al eclecticismo significa acoger la idea de que no existe una verdad absoluta. En lugar de ello, podemos explorar y aprender de una amplia gama de enfoques y paradigmas, esquivando desde luego las noticias falsas y posverdades que sin duda encontraremos a lo largo del camino, el mismo camino que conduce a la verdad que paradójicamente trae consigo la diversidad.
La diversidad debe verse como una ventaja para el paciente, no como un conflicto de intereses entre los diferentes enfoques terapéuticos
Dese la óptica anterior, el eclecticismo invita a construir modelos terapéuticos inclusivos, donde todas las voces sean escuchadas y valoradas, donde se promueva el respeto mutuo y se celebren las diferencias. En plena era del conocimiento, en la que la inteligencia artificial acaba de emerger como su principal distintivo, el eclecticismo se convierte en una poderosa herramienta. De la misma manera en que la diversidad de cultos, razas, géneros e ideologías es vista con muy buenos ojos en todas las redes sociales, la diversidad de opciones terapéuticas debería ocupar el primer lugar en la lista de prioridades de la agenda de trabajo de cualquier sistema de salud que se precie de ser transparente y democrático.
Disponer de un abanico de posibilidades para un paciente que está buscando alivio, más que una posibilidad, debería ser un derecho. En principio, uno supondría que entre más diversidad de oferta de servicios de salud exista, mayores serían las oportunidades que uno tendría de aliviarse. Esta suposición desafortunadamente no refleja nuestra realidad, y para prueba, un botón.
El jueves 4 de abril de 2024, el edificio Sergio Karakachoff de la Universidad Nacional de la Plata se convirtió en la sede del día mundial del trastorno bipolar en Argentina, llevándose a cabo una reunión a la que acudieron varios especialistas, pacientes y padres de familia. Pues bien, creyendo que mi contribución podía resultar de utilidad para abordar los asuntos que ahí se dirimían, manifesté mi deseo de participar, soltando una pregunta que a la postre reveló cierta incertidumbre de parte de los panelistas: ¿Existe alguna estrategia para personalizar los tratamientos? Mi intención de ninguna manera era poner en entredicho la capacidad de los expertos que ahí se habían reunido para conocer las inquietudes de los asistentes. Mi 
propósito era intercambiar pareceres sobre lo que la Fundación MicroMédix ha implementado, en relación a esa pregunta. Apelando a los principios de la psiquiatría ecléctica, que tal como lo expuse en párrafos anteriores no se inclina ni por uno ni por otro enfoque terapéutico, decidí recurrir a otro referente que estuviera dispuesto a adoptar una postura imparcial con respecto a la interrogante anterior, y dado el caso, que me confirmara que tan viable resultaba el enfoque de la fundación. Ese referente fue el ChatGPT. La pregunta que le formulé a este oráculo de la era digital fue la siguiente:
¿Consideras que el aprendizaje de máquina no supervisado aplicado a los reportes de casos clínicos psiquiátricos, contribuiría al desarrollo de una psiquiatría ecléctica? En caso de estar de acuerdo, ¿podrías explicarme por qué lo crees así? Lo interesante de esta pregunta es que no proporciona más datos en referencia a la personalización de los tratamientos, aspecto que como veremos, vendrá a confirmar la robustez de nuestra iniciativa. Desde esta perspectiva, no se necesita más aval que la opinión de un experto que no presenta conflicto de intereses.
El aprendizaje de máquina como herramienta de apoyo a la psiquiatría ecléctica
La respuesta que obtuve después de cuestionar a dicho agente inteligente fue, palabra por palabra, la siguiente: «El aprendizaje de máquina no supervisado aplicado a los reportes de casos clínicos psiquiátricos podría contribuir significativamente al desarrollo de una psiquiatría ecléctica. Esta integración de tecnología avanzada en el análisis de datos clínicos permitiría identificar patrones y correlaciones complejas entre diferentes enfoques terapéuticos y resultados clínicos, lo que facilitaría la personalización de los tratamientos según las necesidades específicas de cada paciente. Al utilizar el aprendizaje de máquina no supervisado, se podrían descubrir relaciones entre variables que podrían no ser evidentes para un enfoque humano tradicional, lo que enriquecería la comprensión de la efectividad de diferentes enfoques terapéuticos y su aplicación en la práctica clínica. Esta combinación de la psiquiatría ecléctica con la inteligencia artificial podría mejorar la eficacia de los tratamientos al adaptarlos de manera más precisa a las necesidades individuales de los pacientes, maximizando así los resultados terapéuticos». Imagino que algo muy similar diría otro agente inteligente como Perplexity o cualquier otra instancia sin conflicto de intereses.
Nótese cómo ni el agente de inteligencia artificial ni su servidor hemos hecho referencia a ningún tipo de enfoque terapéutico en particular, pues la personalización del tratamiento es independiente del enfoque, según se infiere después de consultar «Biomedicina personalizada: las tendencias de los cuadros clínicos como alternativa al desconocimiento de la etiología«.
Aunque ciertamente en ese artículo las terapias constan de nutracéuticos (sobre todo porque nosotros no tenemos licencia para prescribir fármacos), el principio que ahí se describe se sostiene igual tratándose de neurolépticos, y lo único que tendría que hacerse para adaptar la técnica del aprendizaje de máquina al campo de la psiquiatría convencional, es agregar a nuestra base de datos, reportes de casos abordados por psiquiatras que terminaron resolviéndolos satisfactoriamente. Nosotros por supuesto hemos promovido más el enfoque basado en la administración de nutracéuticos; pero no por eso vamos a rechazar tajantemente la idea de que un psiquiatra prescriba psicofármacos apropiados, en las dosis correctas, según el caso.
A modo de conclusión
No hay peor obstáculo para el avance de la ciencia que la cerrazón ante la innovación y la diversidad de enfoques interdisciplinarios. Estimado psiquiatra: aprovecha las tecnologías emergentes en aras de un auténtico beneficio para tus pacientes, tratando al próximo de ellos no como a un cliente más, sino como si fuera tu propio(a) hijo(a).
«Siendo psiquiatra, ¿no te decantarías por un enfoque más ecléctico a la hora de tratar a tu propio(a) hijo(a)?»… © Sergio López González. Fundación MicroMédix. 20 de abril de 2024
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