Terapias Naturales

Recetas, suplementos, microdosis y escuchas binaurales

Psiquiatría de precisión: aprendizaje automático para personalizar tu tratamiento

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No importa qué tan avanzadas estén las ciencias biológicas y de la salud, todavía no hay quien pueda explicar con precisión cómo funciona el cerebro y lo que pasa por la mente de una persona aquejada de un trastorno de personalidad. Existen por supuesto hipótesis que desde hace muchos años han intentado descubrir las causas de la esquizofrenia y otros trastornos psicogénicos; pero aun para los científicos más prominentes, sigue siendo un misterio el por qué ciertas personas se comportan de una manera tan peculiar. Y no se prevé que esa falta de conocimiento pueda ser superada en los próximos años.

Es por eso que algunos científicos de datos en varios lugares del mundo, están proponiendo alternativas para abordar el problema de la salud mental. Tanto ellos como el que suscribe, estamos dejando a un lado las viejas formas de pensar y los descubrimientos farmacéuticos más recientes, para dar paso a una estrategia que en lugar de enfocarse en el paciente promedio, determina con precisión, cuál de las opciones de tratamiento existentes le funcionará mejor a un paciente en particular [1]. En eso consiste la psiquiatría de precisión: una medicina especializada en trastornos mentales, que hace posible el descubrimiento acelerado de tratamientos, con dosis terapéuticas de medicamentos y nutrientes específicos para cada persona.

Una medicina basada en evidencias

La idea de buscar sistemáticamente «pacientes como el mío» en un registro histórico de casos durante la práctica clínica, data de la década de los 70´s [2]. Con el paso de los años, esa tendencia que a la postre se transformó en costumbre, se ha convertido hoy en una medicina basada en evidencias.
Como resultado de lo anterior, la psiquiatría de precisión viene a ser un tipo de medicina basada en evidencias, porque cada caso de éxito constituye una prueba más de que cierta combinación de sustancias, beneficia a un grupo de pacientes en particular. Es por ello que en otro de mis ensayos apuntaba yo que no hay planta medicinal, fármaco o nutriente que merezca el título de «curalotodo».

En vista de que una olanzapina, una risperidona o un haloperidol solo le sienta bien a unos cuantos, la psiquiatría de precisión va a requerir de una herramienta que le ayude a identificar quiénes son esos cuantos. Y lo mismo sucede en el caso de la medicina integrativa. Un tratamiento compuesto por ejemplo de un antipsicótico, un anticonvulsivo, un par de vitaminas, uno que otro mineral y un extracto de planta medicinal, podría beneficiar a un paciente con esquizofrenia crónica; pero resultar contraproducente para quien esté experimentando su primer episodio y nunca haya tomado psicotrópicos (los fármacos que acostumbran recetar los psiquiatras).

Análisis de similitud entre pacientes (patient similarity analytics)

En este orden de ideas, parece muy atinado concentrarse en comparar casos de pacientes que fueron tratados con éxito en el pasado, con el de cualquier otra persona que esté necesitando ayuda. Es aquí donde uno debe encontrar similitudes entre las características de esa persona, los casos que uno ha resuelto y los que han llevado a buen puerto otros profesionales de la salud en el pasado. Entre mayor sea el número de casos de éxito registrados, mejor será el tratamiento que le estaremos proponiendo a nuestro próximo paciente. Como cualquier otro profesional de la salud, uno debe estar siempre cuestionándose: ¿cuál de todos esos casos de éxito se parece más al que estoy atendiendo en este momento?

Es muy probable que uno no encuentre un caso idéntico al del paciente en turno, lo cual confirma una vez más la validez del principio de la individualidad bioquímica de Roger Williams. Estamos hablando de cientos de pacientes, cada uno con decenas de atributos que la máquina debe aprender para encontrar similitudes entre ellos, y entre éstos y los del nuevo paciente. Sin embargo, el  aprendizaje automático es tal, que al terminar el proceso, la computadora nos estará recomendando dosis apropiadas (terapéuticas) de ciertos nutrientes, basándose en las tendencias de los atributos asociados a los casos de éxito seleccionados por ella, una vez terminado el proceso de clasificación (clustering).

Tendencias y correlaciones: lo importante está en lo que sucede, y no en por qué sucede

De acuerdo con lo dicho hasta aquí, todo indica que la mayoría de los neurocientíficos están más interesados en descubrir las causas de los trastornos mentales, que en el alivio de las personas. Creen que una vez que descubran el por qué de los síntomas, estarán en posibilidad de producir y comercializar esa píldora que aliviará a todas las personas con problemas psicogénicos. Seguramente ese no fue el caso de Louis Pasteur, cuando en 1885 salvó a un niño de contraer la rabia. Él sí que descubrió la causa de esa terrible enfermedad: una infección producida por un virus del género Lyssavirus que ataca al sistema nervioso central.

Y aun sabiendo que en promedio, solo una de cada siete personas mordidas por un perro rabioso contrae la enfermedad [3], existe evidencia al menos en ese porcentaje (14.3%) de que uno corre peligro estando en circunstancias similares. En este caso y en otros muchos en donde el método científico ha podido explicar las causas de la enfermedad (su etiología), no tengo nada que objetar a cerca de sus bondades. Pero insisto, ¿se puede decir lo mismo de lo que ocasiona una esquizofrenia, una psicosis, un ataque de pánico, un trastorno bipolar, un autismo o un alzheimer? Como padre de familia que soy, le pregunto: ¿que es lo que realmente le importa a usted en este instante: lo que pueda estar haciendo un científico en su torre de marfil para explicar el por qué de la enfermedad de su hijo o hija, o lo que realmente lo (la) puede aliviar?

Hay fenómenos físicos cuyas causas son ampliamente conocidas, ya sea porque se han llegado a comprobar experimentalmente, o bien porque están fundamentadas en ecuaciones de alto rigor científico. Tal es el caso de la ley de la gravitación universal. Pero descubrir una ley universal que explique por qué una persona está escuchando voces o está viendo enanitos verdes, parece más que una labor titánica. Y aunque conozco bien las diferentes hipótesis que intentan explicar el por qué de los fenómenos psíquicos, creo que la tasa de éxitos podría aumentar más, aplicando las técnicas del aprendizaje automático a los datos clínicos de los pacientes, que poniendo a prueba esas hipótesis una y otra vez.

De manera que mientras no exista una ley que explique a carta cabal el comportamiento humano, y mientras la psiquiatría convencional no ofrezca algo mucho más convincente que la hipótesis de que la mente se trastorna a causa de una desigualdad en los mensajeros químicos que hay en nuestro cerebro (neurotransmisores), no debemos consentir que las nuevas generaciones continúen haciendo el papel de conejillos de indias, probando un fármaco tras otro hasta que su psiquiatra exclame: «¡éste es el bueno!» (véase también: ¿Fármacos de por vida? Evitando ese efecto que de secundario no tiene nada» y «Maquiavelo y el príncipe de la salud«).

¿No es mejor experimentar con datos, que con ratones y seres humanos?

A pesar de que varias de las hipótesis sobre la esquizofrenia y otros trastornos de la personalidad, nos han ayudado a los investigadores de la Fundación MicroMédix a conseguir una cantidad muy respetable de casos de éxito (definitivamente más que lo que se consigue con la psiquiatría convencional), no resulta muy edificante probar una teoría con un paciente, para confirmar después que la causa de su patología obedece a otros postulados. En algunos casos hemos apelado a la teoría dopaminérgica y glutamatérgica (la del desequilibrio bioquímico) para ayudar a un paciente a mejorar sus síntomas. En otros hemos recurrido a la teoría del adrenocromo para la biogénesis de la esquizofrenia propuesta por Hoffer y Osmond; a la hipótesis de la respuesta inflamatoria; a la del nivel de metilación de Pfeiffer y Walsh; así como a la que defiende la medicina funcional, en relación a que una permeabilidad intestinal puede ser la culpable de muchos trastornos mentales. En todos esos casos, hemos seleccionado y administrado a nuestros pacientes, los nutrientes que los partidarios de esas teorías recomiendan.

Pero una cosa es administrar nutrientes en dosis ortomoleculares de suplementos como el GABA, la glicina y el inositol, y otra muy diferente es estar experimentando con dosis considerables de antidepresivos, ansiolíticos y antipsicóticos cuyos mecanismos de acción se desconocen. ¿O es que no ha leído usted las fichas técnicas de los medicamentos que le receta su psiquiatra? Y qué me dice de sus impredecibles efectos secundarios y su potencial para ocasionarle enfermedades que en principio no tenía (cormobilidad)? Aun empleando vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales y aminoácidos como la cisteína, el triptófano y la teanina, es evidente que los experimentos ya no deben seguirse haciendo ni con ratas de laboratorio ni con seres humanos.

Si hemos de experimentar, hagámoslo con datos. Con los datos de los seres humanos. Los datos dicen la verdad, y hay que dejar que hablen por sí mismos, buscando correlaciones y tendencias entre ellos, a fin de descubrir qué es lo que más va a beneficiar al paciente, sin preguntarse por qué lo beneficiará. Con el laboratorio virtual que a continuación describo, estaremos experimentando únicamente con datos y las veces que sea necesario, hasta obtener una receta que concuerde mejor con tu cuadro clínico o el de tu familiar, tal y como se estableció en los apartados anteriores.

No hay que perder de vista que una psiquiatría de precisión está indicada siempre que la etiologia (las causas) del trastorno no se pueda determinar, o cuando se tengan dudas sobre la misma. Y si hubiera una forma de identificar lo que origina un trastorno, como sería la intolerancia al gluten, el hipotiroidismo, la deficiencia de ciertas vitaminas del complejo B, la deficiencia de vitamina D3, la hiponatremia (deficiencia de sodio), la polidipsia (intoxicación por exceso de líquidos), etc., entonces ya contaríamos con al menos dos evidencias para recomendar un tratamiento más preciso, que aquél que se basa en una sola suposición, hipótesis o teoría.

El laboratorio virtual: descubriendo el tratamiento que solo a ti te puede beneficiar

Nuestro laboratorio virtual permite combinar de manera simulada vitaminas con minerales, ácidos grasos esenciales, aminoácidos y extractos o microdosis de plantas medicinales, con el fin de encontrar el tratamiento que más te va a beneficiar a ti, y solo a ti. En las imágenes adjuntas estoy mostrando los primeros 25 casos que componen nuestra base de datos biomédicos. Al momento de estar escribiendo estas líneas, cada caso de éxito o registro en la hoja de cálculo contiene un total de 87 campos, que corresponden a los atributos que caracterizan al cuadro clínico de cada paciente, empezando por la edad, el sexo, el diagnóstico de su psiquiatra, si experimentó o no alucinaciones visuales y auditivas (escucha de voces); si tuvo o no antecedentes genéticos; si padeció angustia, ansiedad, ataques de pánico y así sucesivamente hasta terminar con la duración de su tratamiento (en meses).
En la hoja de Excel de la izquierda aparece la parte final de los registros de los pacientes que mostré en la imagen de la derecha. Sus campos contienen las dosis de los nutrientes que cada paciente tomó para que su caso se convirtiera en uno de éxito.

En la imagen adjunta estoy mostrando un ejemplo de cómo nuestra herramienta de minería de datos (WEKA), divide en grupos a todos los casos de éxito (clustering), para que una vez que ingresemos los datos de uno de nuestros pacientes, encuentre las similitudes entre ellos.
Si tú o uno de tus familiares necesita ayuda para corregir cualquier anomalía en su comportamiento, no permitas que las cosas se salgan de control. Concerta una cita para que en la correspondiente consulta nos proporciones la edad, el sexo, los síntomas, las pruebas de laboratorio, los nombres de los medicamentos que tú o tu ser querido están tomando, así como los demás atributos relacionados con la historia clínica de uno de los dos. Solo así la máquina podrá encontrar los registros que más coinciden con el tuyo o el de tu familiar, según lo expliqué en los apartados anteriores. Nuestro trabajo consistirá en realizar varios experimentos, variando en cada uno de ellos, los parámetros que sabemos optimizarán el aprendizaje de la máquina que se encargará de tu caso. Nota que las tendencias que descubra la máquina influirán en el tratamiento. Así por ejemplo, a las  mujeres con edades cercanas a los 25 años, que tendían a reportar ideas delirantes y a escuchar voces antes de comenzar su tratamiento, se les prescribió alrededor de 2,600 mg de niacina, 1000 mg de niacinamida, 150 mg de piridoxina (vitamina B6), no tuvieron que tomar inositol pero sí los demás suplementos que se indican en la columna correspondiente al cluster (grupo) #1 (recuerda que para ver los detalles, debes pulsar sobre las imágenes).

Observa también que en el párrafo anterior he hecho alusión a lo que la mayoría de las mujeres del cluster #1 tomaron para que su caso se convirtiera en uno de éxito. Y digo la mayoría porque me estoy refiriendo a las tendencias de ese grupo en particular. Al conjunto de valores mostrados en cada una de las columnas de la imagen anterior se le llama centroide, el cual no es más que una lista (formalmente un vector) de valores que mide las tendencias de cada uno de los grupos. Continuando con el ejemplo del cluster #1, el hecho de que mujeres de alrededor de 25 años hayan tomado las cantidades de los suplementos indicados, no significa que absolutamente todas lo hayan hecho, precisamente por tratarse de una medida de tendencia central.

La tendencia central de una variable categórica, como podría ser el sexo del paciente, un síntoma como la ansiedad o el nombre de un antipsicótico, la podemos medir con la moda. Una manera de medir la tendencia central de una variable numérica (como la dosis de los suplementos recetados a las mujeres del cluster #1), es a través de su media. La proximidad entre casos por su parte, viene determinada ya sea por la distancia euclidiana, la de Manhattan, la de Hamming o el  coeficiente de similitud de Jaccard, por mencionar los métodos más importantes. Así, para encontrar similitudes entre casos, es menester considerar tanto la tendencia central de la variable en cuestión, como cualquiera de las distancias mencionadas.

Una ventaja más de aplicar la técnica del aprendizaje de máquina no supervisado al conjunto de casos almacenados en nuestra base de datos, es la de poder descubrir un tratamiento para un conjunto de síntomas (síndrome) cuyo diagnóstico es incierto o desconocido. A quién le importa el nombre que haya usado un psiquiatra para etiquetar a un paciente, si de todas maneras ese diagnóstico fue sacado de un volumen de texto tan inútil como lo es el “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM)”. ¿Sabía usted querido lector, que ese manual no contiene absolutamente nada de estadística? … Si desea una discusión más amplia sobre este tema, le recomiendo leer: «El sistema tradicional de salud mental en entredicho«, también de mi autoría.

Pero bueno, independientemente del diagnóstico, lo importante es que una vez dividido nuestro conjunto de datos en varios grupos de casos muy similares, ya podremos agregar el caso de un paciente con un síndrome idiopático (de causa desconocida), para obtener un tratamiento que ayude a mejorar su sintomatología . El mejor ejemplo que se me ocurre en este momento para ilustrar cómo abordamos este tipo de problemas, es el caso de Emilio, un paciente que acudió a este consultorio porque estaba escuchando voces. Con la receta que en ese entonces le propuse, pudimos acallarlas en aproximadamente cinco meses, no sin haber sufrido algunos tropiezos.

Un tratamiento específico para Emilio

Poco después de ese éxito parcial, Emilio me solicitó otra consulta debido a que en esta otra ocasión lo que escuchaba eran zumbidos en los oídos (acúfenos). A él le interesa mucho estar al tanto de todo lo relacionado con la medicina alternativa, y me grada mucho saber que se ha convertido en un gran guerrero biomédico, porque continuamente está buscando remedios naturales que le puedan beneficiar, así como investigando las posibles causas de sus dolencias. Tratando de explicarnos el por qué de los acúfenos y de lo poco que habíamos avanzado en su tratamiento, encontré que una posible causa de este nuevo síntoma era un efecto secundario producido por cualquiera de los dos medicamentos que le había prescrito su psiquiatra: la sertralina y/o la trazodona. En mi opinión, la combinación indiscriminada de pisocotrópicos (el consabido cocktel) con alimentos chatarra, estimulantes y drogas ilegales, también aumenta el riesgo de desarrollar tinnitus, que es el nombre con el que se designa a los acúfenos en los países de habla inglesa.

En ese momento yo no contaba con el laboratorio virtual que ahora tengo, y tampoco me hubiera gustado decirle algo así como «y ahora que ya conocemos la causa probable de tus acúfenos, que hacemos?»
Esta anécdota ilustra un poco lo que uno puede conseguir, una vez que conoce la causa de un síntoma como los acúfenos, es decir, nada.
Pero con un laboratorio dotado de inteligencia artificial el panorama luce completamente diferente, pues la computadora de la Fundación MicroMédix solo está esperando que la alimente con más casos de éxito de pacientes que alguna vez padecieron acúfenos. Solo así podremos hallar las correlaciones entre ese síntoma y los suplementos que tienen el potencial para aliviarlo, dependiendo ello de las tendencias que la máquina y un servidor podamos detectar. A reserva de que Emilio me proporcione los datos que necesito para que las correlaciones y las tendencias nos muestren el camino hacia el éxito, en mi próxima publicación estaré presentando los resultados de este proyecto, ya sea para dar a conocer los nutrientes que conformaron la receta que perfeccionamos para Emilio, o bien los que integraron la terapia inteligente para Esperanza, otra paciente que tuvo a bien comprender el mensaje que a lo lo largo de este ensayo he querido transmitir y que en una sola frase me gustaría resumir:

“No es posible resolver los problemas de hoy con las soluciones de ayer”… Roger Van Oech
© Sergio López González. Fundación MicroMédix. 19 de septiembre de 2018


¿Quieres que confeccionemos una receta inteligente para ti o tu familiar? Puedes concertar una cita para que registremos los síntomas y los demás datos que necesitamos.


REFERENCIAS

[1] Bzdok, D., Meyer-Lindenberg, A., 2018. Machine learning for precision psychiatry: Opportunities and challenges. Biological Psychiatry: CNNI, in press.
[2] Gallego et al. Bringing cohort studies to the bedside: framework for a ‘green button’ to support clinical decision-making. Journal of Comparative Effectiveness Research. (2015) 4(3), 191–197
[3] Viktor Mayer-Schönberger & Kenneth Cukier. Big Data: A Revolution That Will Transform How We Live, Work, and Think. First Mariner Books, 2014
[4] Perna & Nemeroff. Personalized Medicine in Psychiatry: Back to the Future. Personalized medicine in psychiatry 1–2 (2017) 1
[5] Jiang F, Jiang Y, Zhi H, et al. Artificial intelligence in healthcare: past, present and future. Stroke and Vascular
Neurology 2017;0: e000101. doi:10.1136/svn-2017-000101
[6] Awwalu et al., Artificial Intelligence in Personalized Medicine. Application of AI Algorithms in Solving Personalized
Medicine Problems. International Journal of Computer Theory and Engineering, Vol. 7, No. 6, December 2015
[7] J.Archenaa et al. Health Recommender System using Big data analytics. Journal of Management Science and Business Intelligence 2017 2(2) 17-23. doi: 10.5281/zenodo. 10.5281/zenodo.835606
[8] Panahiazar et al. Using EHRs for Heart Failure Therapy Recommendation Using Multidimensional Patient Similarity Analytics. Stud Health Technol Inform. 2015 ; 210: 369–373.
[9] Bertalan Mesko (2017) The role of artificial intelligence in precision medicine, Expert Review of Precision Medicine and Drug Development, 2:5, 239-241, DOI:10.1080/23808993.2017.1380516


Autor: micromedix

Sergio López González. Ing. en Informática Biomédica

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